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En Mis Rincones (barra derecha, casi al final del todo, podrás encontrar los diferentes temas que trato.


lunes, 30 de marzo de 2009

Haiku 5

No hay palabras ni texto, ni sentimiento ajeno, que pueda describir el combate de dolor entre una madre y  la pérdida de su hijo. Él recibió el beso gélido de aquella hoja de otoño caida del árbol de la ira. Tan solo un segundo, en un instante, toda una vida por vivir se desmoronó como castillo de naipes por la mano justiciera de quien desprecia la vida. Tu corazón se interpuso en el camino de un destello de luna. Sin sufrir, dicen. De súbito, te apagaste.


Salió tu vida 
entrándote la muerte, 
frío de acero

viernes, 27 de marzo de 2009

La primera cita


((Éste es otro de los que tenía por ahí olvidados)) 

¿Recuerdas nuestra primera cita?.  Me sorprendió tu mano furtiva sobre mi mano firme, aquella tarde gris de primavera a la hora en que los pájaros regresaban a sus nidos. Yo quería sorprenderte y regalarte mi corazón y tal vez, quien sabe, algún día, con el tiempo, hasta mi alma. 

El embrujo de aquella tarde plomiza acariciada por una pequeña brisa de sabor salado, nos transportó sobre las pequeñas olas de la playa, que iban y venía en un juego incesante del pilla-pilla y que nunca acababa. Yo pensaba: “Ahora es el momento”, pero cuando parecía que el “ahora” llegaba, el tiempo se alargaba y se alargaba y mi corazón, arrepretujado en su caja de costillas, quería salir disparado, mas no encontraba la salida entre aquellos barrotes de huesos que lo aprisionaban. “!Otra vez!”, me decía. ”Espera, paciencia... ¡pero no esperes todo el día!”, me volvía a decir para mis adentros... Y de nuevo el propósito. Y otra vez el tiempo corría en mi contra, que no en contra mía... o sí, que yo ya no sabía ni dónde ni qué hacer... bueno, qué hacer, sí, ¿pero cuándo? ¿y por qué no, en el preciso instante que yo quería? 

De vez en cuando, dejábamos de mirar al infinito y nuestras miradas se cruzaban, ¡se chocaban! como trenes en loca carrera, y una leve y mutua sonrisa esparcía pequeñas mariposillas de colores a todo nuestro alrededor. ¡Qué momento! Los bienestares del cielo bajaban entonces para confundirnos la realidad, nuestra realidad o, por lo menos, la mía, sí. Supongo que también la tuya. 

Yo ya no sabía ni el tiempo que pasó estando sentados contemplándonos y contemplando la mar, el infinito, las gaviotas. Alguna pequeña conversación tuvimos, que no recuerdo ahora de qué, porque yo no escuchaba tus palabras. Me limitaba a atraparlas con mis labios camino de mis oídos, y las saboreaba y degustaba y hasta podía sentir el suave perfume que destilaban en el aire.  Que sí, que me olían a ti. 

Yo, extasiado, todo el rato estuve atontado sin atender nada de nada. ¡Claro!, con razón no atinaba a mis propósitos. Fue entonces, en una de aquellas ocasiones en las que tú, seguramente te percataste de mi tontuna, posaste tu mano furtiva sobre mi mano firme, aquella tarde gris de primavera. Que ahora, en el recuerdo, y en honor a la verdad -permíteme una sonrisa- yo habría querido que fuese mi mano la que hubiera estado firme, pero firme fue la tuya; furtiva y firme, y segura de lo que en aquellos momentos deseaba. Del resto, de lo que sucedió después,  no hay belleza en todo el firmamento ni poeta que pueda expresar aquel encuentro: nuestra primera cita, nuestro primer beso. 

Tu cara, entre mis manos. Nuestro primer abrazo. Sentir tu cuerpo junto al mío. Tus pequeños hombros... 

Aquella tarde gris de primavera, anochecía lentamente. Comenzó a lloviznar y abandonamos el paseo marítimo sin importar que nuestros cuerpos mojados reclamasen un cobijo, un resguardo de aquella bendita lluvia del cielo que empapaba nuestros cuerpos y languidecía nuestros cabellos sobre nuestras mejillas.

Despacio, despacito, como se suele decir, "con buena letra", bajo aquel primaveral manto mojado y cálido, fuimos caminando  hasta el portal de tu casa, despacio, despacito, saboreando cada paso agarrados de la mano. Y al despedirnos me miraste y preguntaste, "si es que no te iba a dar el beso de despedida". Recuerdo que te respondí. "no hay beso de despedida, me quedo contigo para siempre"

miércoles, 25 de marzo de 2009

Haiku 4

Te empeñas en fruncir el ceño y a estocadas, atacarme. Pensabas que un muro se elevaba tras de mí, hasta ahogar mis sentimientos y trastocar mi vida, confundiendo corazón con alma. Qué equivocada estabas. Tu fulgor y tu brillo no me matan, me hacen crecer cada vez más fuerte y me iluminan. Ven, ven a mi lado y caminemos juntos.




Impertinente 
espada de la vida, 
amiga mía

(P. S.)

lunes, 23 de marzo de 2009

Un Leve Suspiro


Sobre el helecho, 
tu cuerpo dormido, 
desnudo y terso, 
lo cubren los pajarillos 
con sus diminutas alas. 

Mariposas alocadas 
bajan por tu blanco cuello 
y en tus pechos se detienen. 

Despides fragancia a mar, 
a tierra recién labrada, 
a flor en primavera, 
a jazmín, a azahar, a yerbabuena.

Un leve suspiro, y una brisa suave se esparce. 

 ……….ooOoo………

viernes, 20 de marzo de 2009

Haiku 3

Hay un bulto oscuro, una figura atornillada por sus rodillas y caderas a la acera junto al portal de la esquina. Y no es una vaca pintada y bonita. La noche se acicala, se pinta y se pone guapa, por mantener su estética ciudadana. El cielo llora estrellas. Alguien, gente buena, reparte café en una furgoneta.



Imagen relacionada


cartones planos
 bajo cuerpos cansados, 
naves de sueños

miércoles, 18 de marzo de 2009

Haiku 2

Sentados sobre las baldosas de la azotea, ocultábamos aquel fruto prohibido robado de la fresquera de tu casa. Nuestras risas: público tímido, silencioso y expontaneo, nos aplaudían. Aquella dulce fruta en tu boca traspasó, con tu beso, la frontera de mis labios. Y un sol de Junio, olvidado, se despedía de dos chiquillos tras el blanco muro, de cal acicalado, en el que descansaban nuestras espaldas.




pintas mis labios 
del zumo de tus besos, 
dulce sandía


lunes, 16 de marzo de 2009

Haiku 0 (presentación) y Haiku 1

INTRODUCCIÓN: Quiero decirte que esta es una experiencia que me fascina. Me fascinaste, Haiku, desde el primer momento en que nos miramos. Creo que te gusto tanto como tú a mí... Creo... Perdona mi arrogancia. 

Me gustaría ser merecedor, por lo menos, si no de tu aprobación, por lo menos sí de tu benevolencia, ya que conoces, tanto como yo, de mis limitaciones. Y, a vosotros, amig@s bloguer@s, mezclar, he querido, la prosa y el verso. Bueno, simplemente, porque así me ha parecido, así lo he imaginado y así lo he creado y me ha gustado. De ahí "ProsHaikus"


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Haiku.0

raiz de Sugi 
arraiga en el poeta 
naciendo el Haiku 



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Para quienes no sepan que es Sugi: 

Jōmon Sugi 

Esta conífera de arriba, tiene una edad estimada de entre 2000 y 7000 años. Es el árbol japonés más grande, con una altura de 25 metros. El Sugi es el árbol nacional de Japón, y en español se traduciria como cedro. Muchos ejemplares están plantados en templos de este país. Tiene una altura de 25.3 metros y una circunferencia de 16.2 metros. Para llegar a este ejemplar hay que caminar durante cinco horas por el bosque de la isla japonesa de Yakushima. 

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Haiku.1

Sin mirarnos, caminando íbamos bajo una lluvia de luna que mojaba hiriente nuestros corazones. Hálitos de vida en intersección perfecta con nuestras manos, entrechocaban con las alas plateadas y metálicas de las mariposas nocturnas. Los colores gritaban que querían vivir y un olor intenso cautivó mi atención.


junto al camino
besé tus dulces labios,
eran de hinojo 


viernes, 13 de marzo de 2009

Que no me llamen del cielo.


Bueno, últimamente me estoy encontrando por ahí algunos escritos antiguos, de hace más o menos tiempo... y hasta un cuento de brujas!... sí, como leéis... que ya ni me acordaba. Está sin terminar.
Bueno, el de ahora no es de brujas, pero... 

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Es algo maravilloso saber que estás conmigo. Realmente es algo maravilloso saber que, cuando en mi soledad, las luces del día se apagan, tú me alumbras con el pequeño pábilo de tu sonrisa. No quisiera, como tantas veces te he dicho, arrebatarme, arremolinarme; ni quisiera estrujarte entre mis brazos, aunque sí, sí que lo quisiera, pero no es así como yo lo quiero ahora -como tu bien sabes- que hay momentos y momentos. Y este momento es de los de perfume a canela y sabor a nata montada. Sí, tan sencillo y tan simple como eso. No, no más; ya te digo, simple y llanamente eso. Los perfumes y sabores “rimbombantes”, pues eso, para los momentos “rimbombantes”. Hoy es un día sencillo. Sencillo pero precioso. ¡Pues claro! precisamente por eso es precioso, porque es sencillo, tan sencillo que lo abarca todo en su justa medida. De los que enamoran al corazón y al alma la serenan. Cierra los ojos ¿Me sientes? Aparta tus males, tus tribulaciones y siente el cariño que te tengo, como yo siento el tuyo. ¿Me sientes ahora? Pero no sientas mis manos sobre tu cuerpo, ni en tu cuerpo mi cuero. Solo siente mi presencia enamorada, mi calor, mi aliento entre tus cabellos, como lazo de luz a ti anudado, que se resiste ir al cielo, porque aquí estás tú, mi cielo. Hoy, más guapa que nunca, rebosabas plenitud de vida por todos y cada uno de los poros de tu cuerpo. Hoy, cuando te vi llegar y desnudabas tu cuerpo sembrando la moqueta con tu ropa, camino de tu ducha nocturna, creí vivir por un instante. Y ahora, junto a la cabecera de tu cama, viendo tu pelo rojizo arder en la oscuridad, vuelvo a creer sentir vivir y quisiera besarte y acariciar tus mejillas y meterme entre tus sábanas y dormir la eternidad junto a ti. Y quisiera que no me llamaran del cielo, porque mi cielo está aquí, contigo.

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Dicen que a veces, solo a veces, María siente una extraña presencia que, lejos de atemorizarla o producirle intranquilidad, la sosiega y le produce paz. Y que todos los 13 de Marzo pone un clavel sobre la almohada vacía, junto a la suya.

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Nota: ((lo del día 13 de Marzo, es real que lo escribí en su tiempo y... mira qué casualidad... Lo que sí he aprovechado ha sido el publicarlo hoy))

miércoles, 11 de marzo de 2009

pisito de solteros


Mis sueños, prisioneros de la noche, forcejean entre barrotes, por huir con el alba. La cabeza me estalla, y el corazón, a borbotones, va desalojando pasiones. La luz me llama. Se despliega la cortina celeste, y un sol ardiente, despega en el horizonte... ¡Es hora de trajinarme a la Pepa!!! ... 

--¡Juan! ¡Juan!, ¡Despierta tío, que llegas tarde al trabajo. 

--Mmmmmm!...¡Eh! ¿Qué? 

 --¡Que son las nueve! 

--Pues que pasen todas juntitas, que tengo para todas. 

 --Ya, eso es lo que tú quisieras. Además., ¡Qué, que pasen ni que narices! ¡Que son las nueve! 

--¿De la noche? 

--¡De la mañana, tío! y ya llegas tarde al curro ¿No entras a las ocho? 

--¡Que susto, tío. Todavía me da tiempo de ir hoy a trabajar 

--Mirándolo así...

--¡Joder, colega!... Estaba soñando con la Pepa... y es que anoche me fui con ella a su casa... Ya la conoces, y tiene unas curvas... ¡que marean!. 

--¡Y te mareaste!

--Nos mareamos los dos. Sacó una botella de whisky... no me acuerdo ni del nombre. Bueno, y empezamos “toma que toma...” 

--Pastillas de goma. 

--¡Calla coño! Pues eso, empezamos “toma que toma”, y “toma que toma”... 

--¿Toma que toma?...¡?! 

-- ¡No!. “toma que toma” y “toma que toma”... y ¡toma, toma, toma... ¿Entiendes?

--¡Ah!, ya. Y acabasteis a las tantas, de tanto “toma que toma” 

--Pues eso. Ya te digo, a las seis y media que he llegado. Me he acostado un ratito, así, vestido, pensando en no dormirme y... ya ves, cuajaito, cuajaito que me he quedado.. 

--Ya te veo 

--¿Hay algo para jalar por ahí? 

--Mira a ver lo que pillas por la cocina. Quizás un huevo con leche y cola-cao y algún plátano. Recuerda que ayer te tocaba comprar a ti. 

--Sí, tío, ya. Lo siento. Mañana sin falta. 

--Te lo perdono porque has estado con la Pepa, que si no. 

--¡La madre que me parió! ¡Se me ha hecho tardísimo! Llamaré a Julio para que me cubra un poco el expediente. 

--El culo, diría yo. 

--Eso, el culo. 

--Bueno, me voy al salón a esperar que termines de ducharte. Luego entraré yo. 

--Eso, me ducho, me acicalo y me largo. Ya comeré algo en la máquina de la fábrica. Y tú, segurata ¿a qué hora entras hoy? 

 --Hoy libro, por eso te dejo primero en la ducha, pero el fin de semana, completito.

--Vaya, ¡qué suerte y que desgracia! 

 --Ni que lo digas. Un día de estos me lio a tiros... 

--Avísame que me aparte. 

--Sí, estás que te ibas a apartar... Donde pongo el ojo... 

--Ya, ¡jaja!, pero si llevas porra y no pistola, tío. 

--Pues es verdad.... ¡Pues a cachiporrazos!. soy el campeón

--Si, ya. Si tú no eres capaz de matar ni a una mosca. Que te conozco yo. 

--Bueno, una moscaaa. ¡Vale!, pero no se lo digas a nadie 

--Tú mismo. Yo, callao. 

--Pues vale. 

--Pues eso.

--Estoooo... pero una cosa, no me negarás, ¿eh?

--¿Acualo?

--Que con las esposas de peluche, ¡soy el campeón!

--¡Ahí las dao!... jajajajajaja... Anda, figura, tira pa la ducha.

lunes, 9 de marzo de 2009

Algo presuroso, con un papel en la mano, una piedra y un clavo, sin su caja azul de frutas, se acercó a nosotros que ya, por la hora que era, parecía que tampoco iba a aparecer... Y es que, ya llevaba algún tiempo perezoso el buen señor. Apareció, ya digo, presuroso y con un perrico algo desaliñado, atado con una cuerda de pita al cuello... el cuello del pero, digo.

Buenos días, señoras y señores: Hoy las prisas me traicionan, que ya quisiera yo, y que ustedes me conocen, platicar un poquillo, aunque sea en plan monólogo, pero quehaceres imprevistos me impiden tal recreo para mi deleite. De cualquiera de las maneras y, como hace tiempo que no paso por mi viejo árbol, precisamente a él voy a dejarle un presente que hace muchos, más de mil años que compuse... bueno, digamos que tal vez menos de mil... e incluso menos de ochenta. Presente, cómo no, extensivo también a ustedes. 

Y es que, entre papeles viejos lo vi escondido como no queriendo ser encontrado. Más bien, no queriendo ser recordado por aquellos años tiernos de juventud... no tan alocada la mía, ya que ciertamente, nunca he sido de esos, aunque no lo parezca. Otras locuras, sí, tal vez, pero eso es otra historia.

Aunque él no lo quiera, este poemica, salió de mí y a mi vida pertenece. Aquí os lo dejo. Yo me marcho por donde he venido y, si te he visto... por supuesto que me acuerdo y, otro día, tal vez con más tiempo, me quedaré a contar... alguna que otra cosilla. 

Aquí está el poema clavado, en mi árbol -y lo clavó- Podréis, quien quiera, disfrutarlo. Y con el permiso de ustedes, me marcho al veterinario a que le cure la patica a este chucho. Adios, muy buenas.


POLITICOS Y GOBERNANTES 

¿Qué hombre es dominado mejor? 
¿Aquel, que no conforme con una primera idea, 
trata de abrir su mente a nuevas fronteras, 
o el que con espíritu pobre
asume como válida esa primera idea, 
sin ser capaz de desarrollarla? 

Sistema perverso 
que convences adormeciendo los sentidos
y a las mentes empobreces, 
a base de caramelitos. 
La vergüenza debiera roer tus duras entrañas, 
mas de ambas careces. 

Jamás, el suelo enmoquetado, 
por mucho que lo pretenda, 
podrá entender lo que es el hambre. 
Y si de esa hambre es, 
que tú vieneses a ocupar privilegios de poder, 
por el poder que te enriquece, 
olvidas lo que es nacer en semejante escasez. 

Y prometes y prometes
y la vuelves a meter. 

Y si es que así tú ofendiste, 
pues nada, vuelves otra vez. 

Y sigue el pueblo en su escasez. 

 ……….ooOoo……….

viernes, 6 de marzo de 2009

Resucitar



No pueden tocar a muerto, 
los roncos violines de la noche, 
ni marchitarse en los almendros, 
sus tiernas y blancas flores. 

Hay que resucitar, 

abrir los ojos a las estrellas, 
y aprender de nuevo a cantar. 

No camines en silencio

por las estrechas sendas. 
Camina alegre por las amplias veredas. 
Bastante tiene el ruiseñor, 
en cantar con amargura, 
las maldades que nos trae el día a día.

 ……….ooOoo……….

miércoles, 4 de marzo de 2009

¿Como Una Estatua?


Creo que este poemilla fue una respuesta a Aldi... creo, por algo que me comentó... De esto hace ya por lo menos un año o más. 

Como una estatua petrificada, 
o como una pétrea estatua de sal inmovilizada, 
permanece mi mente aprisionada. 
Y no es que la luz me ciegue, 
no, 
o que las negras ciénagas me apresen, 
o los cantos de sirena me embriaguen. 

Me atenaza la frenética actividad del día a día, 

que en movimiento continuo, imparable e infinito, 
licua mis sentidos y a las musas espanta. 

Y tú me dices: “más parado que una estatua” 

Yo diría: ¡Sooo, Burro, para y descansa!

.....ooOoo.....

lunes, 2 de marzo de 2009

Pequeñas sombras de fantasía


Estaba desconectado del mundo, sentado en mi cómodo y viejo sillón de orejas, imbuido en mis personajes, cuando de repente sonó el timbre de la puerta.

--¡Riing!, ¡Riing! 


La habitación en penumbra, y el jolgorio de los gorriones al volver a sus nidos, provocaban en mí una invitación a no moverme, a quedarme fundido con el sillón, un solocuerpo para toda la tarde, hasta la noche. Pero el timbre impertinente, volvió a sonar, y ahora con más insistencia. 


--¡¡Riiiiing!! 


Tenía dos opciones, o seguir allí sin hacer ni pajolero caso de aquel "ruidito" puñetero, o levantarme y abrir. No me apetecía abrir. ¿Hasta qué punto, ese dedo maldito e inquisidor, llegaría a probar mi paciencia, o la suya? 


Yo seguía allí, impasible, deleitándome con el escándalo que armaban aquellos pajarillos, peleándose por un pequeño sitio en una delgada rama de aquel viejo ficus, testigo de tantas historias de mi juventud. 


--¡¡¡Riiiiiiing!!!, ¡¡¡Riiiiiiing!!! 


Otra vez. Yo no quería romper el frágil hilo que me mantenía unido, aun, a mi estado contemplativo, pero aquel “ring-ring” de las narices, estaba a punto. Me concentré en el ruidoso aleteo de los pájaros. 


La persiana, casi del todo bajada, y las cortinas echadas, hacían de mi despacho un perfecto Ultimo Reducto en el que la realidad y la ficción podían besarse e intercambiar fluidos. Me concentré aún más en aquel aleteo de los pájaros, mientras aquellas pequeñas sombras correteaban arriba y abajo de sillón donde me encontraba y, de vez en cuando, me acariciaban la cara y mesaban cariñosamente mis cabellos. Por unos instantes, mis personajes anduvieron algo asustados por aquel timbre ruidoso y desaparecieron. Ahora ya, más calmados, regresa poco a poco. Teresa, la marquesa, paseaba en el cocherito leré, mientras releía una carta de su gato con botas,  llamado Mambrú, que le escribía desde la guerra: “No sé cuando volveré, mi querida Teresa”, -decía Mambrú en su carta-, y ella, a ella misma se decía: “¿vendrá para la Pascua?, ¿será para Navidad?. Qué pena me da. No se cuando vendrá” -se lamentaba la marquesa. Y cogía su flauta, que le regaló su gato antes de partir, y se ponía a tocar su canción favorita "Do, Re, Mi, Do, Re, Fa", nota tras nota, una y otra vez, una y otra vez. Es que era lo único que sabía tocar. Así y todo, la marquesa no es que digamos, se aburriera mucho y todo el día se lo pasara pensando en Mambrú, cá, era una dama muy rica y, además de palacios y tierras, poseía tres magníficas ovejas en una cabaña, que le proporcionaban leche, lana y la mantenían toda la semana. Estas tres ovejas, a su vez, procedían, al parecer, de un gran rancho donde vivía una alegre rancherita que le hizo unos calzones a su novio, como los que usaba el ranchero (supongo que ese ranchero, sería su padre), una pieza única, ya que los empezaba de lana, y los terminaba de cuero. Cuentan también que… 


--¡¡¡¡Riiiiiiiiiing-riiing-riiing!!!! ¡¡¡¡Riiiiiiiiiiiiiiiing!!!!  ¡Papaaaaa! ¡Quieres abrir! 


¿De qué me sonaba a mí esa voz? Esa voz atravesó la puerta como si fuera de mantequilla. ¡Cómo no iba a responder a mi hija! Me sonreí. Sentado en mi cómodo sillón de orejas, sonreí. Puse las manos sobre la parte delantera de los brazos del sillón y me incorporé. Las "sombras" supieron también reconocer aquella voz y comenzaron a corretear de alegría subiéndose por estanterías y rebotando por las paredes.  Ya junto a la puerta de la entrada, abrí. 


--¿Qué, concentrado en tus cuentos?


--Sí, hija, sí. 


--Me lo imaginaba. ¿No te acordabas que hoy hacía escala aquí y que venía a tu casa?


--No, ya me conoces. Anda, pasa, deja tus cosas en tu habitación, dúchate y luego salimos a cenar por ahí, que me han dicho que han abierto un chino nuevo... 


--¡Papá!, si sabes que odio los chinos. 


 --¡Je, je!, por eso te lo digo. Venga, que invito yo. 


--Vale, pero debería invitarte yo. Ya son dos veces las que... 


--Deja, déjate de tonterías que para eso soy tu padre. Y, niña, a ver cuando va siendo hora de que lleves llave de casa. 


--Ya te he dicho que no me gusta tener llave de casa ajena. ¿Para qué? ¿Para no usarla? ¿Y si entro y... estás en faena?... jeje.


--Te recuerdo que esta casa es un santuario. No por tu madre, sino por los recuerdos y las musas que corren por aquí. En todo caso estaría en casa de ella. Siempre es mejor estar en casa ajena y ser el invitado, porque por la mañana te preparan el desayuno y si da lugar... eh?


--¡Papá! 


--Pero si ya sabes que son bromas mías. 


--Bueno, me voy a duchar y, a cenar, pero después nos vamos a una terraza y ahí pago yo. Y no hay más que hablar. 


--Ni mil palabras más. 


--Ni una palabra más. 


--¿Cuantos días te quedas? 


--Tres. El Martes salgo para Túnez. 


--¿Ves a tu madre? 


--Hace dos meses que estuve en su casa. 


--¿Y...? 


--Nada, bien, normal. Ya sabes que ella y yo...nunca... 


--Bueno, venga, vete a duchar ya, que al final se hace tarde y con estos calores. 


--Vale, papi. Y ya que invitas, di tú el sitio, pero fresquito y amplio. 


--A todo esto, no me has dado un beso. 


--¡Muac! Ya sabes que no soy muy pródiga en besos. 


--A ver si voy a tener que hacerte como cuando eras chica, que corría detrás de ti por toda la casa para darte un beso y un achuchón. Venga, venga, vete a la ducha. Mientras, meteré tu ropa sucia en la lavadora. Sácala de la maleta antes de irte al baño. La que llevas puesta déjala en el suelo fuera del baño. 


... (La noche, con dulzura, cogió al día de la mano y lo recostó entre sábanas de algodón) 


Mientras metía la ropa sucia de mi hija en la lavadora, una pequeña sombra correteó detrás de mí para colarse bajo el frigorífico. Lástima, bajo los frigoríficos siempre hay pelusas de polvo. La inexperiencia, seguro. Seguro que era una "sombra" adolescente, si no, no se hubiera metido allí. Carmela también, de vez en cuando, ve pequeñas "sombras" corretear juguetonas por la casa. Pero solo por mi casa, solo, cuando está en mi casa.