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viernes, 22 de mayo de 2009

Antonia y Pedro


--He tenido una niña –me decía Antonia con unos ojicos pequeños y avispaos, abiertos de par en par, irradiando una triste felicidad- Sí, pero se la han llevado. Me han dicho que no, que no era una niña, que me habían operado de una cosica de nada, pero yo sé que he tenido una niña, pero no me la han dejado ver. No he podido siquiera cogerla en brazos. 

Antonia y Pedro eran un matrimonio mayor… mayor de ochenta años cada uno. A Pedro, de toda la vida le gustaba bailar… Era el clásico bailón incluso a sus edad de ochenta y tantos años. Era un bailón irrefrenable. Escuchaba música y enseguida se agarraba a una “nenica” y se marcaba unos pasicos. Un día ingresó Antonia en el hospital afectada de un cáncer en el vientre, más grande que una naranja… La abrieron y enseguida la cerraron.

Abrieron las puertas de sus entrañas y una brisa suave avivó el brillo de la muerte.

Estaba muy malica y Pedro entristeció, tanto, que a las dos semanas lo ingresaron a él también. Lo pusieron en la misma habitación que a su mujer para que estuvieran junticos. ¡Claro!, cómo iban a separar al matrimonio. 

Últimamente, Pedro se encaraba con algún que otro amigo porque: “Ten cuidado, que estás mirando mucho a mi mujer, eh?”… Sí, y es que se preocupaba porque su Antonia todavía, a sus ochenta y tantos años, estaba de muy buen ver, decía él, y no era cuestión de que ligaran con ella. 

Pedro, como he dicho, ingresó en el hospital al poco de ingresar su esposa. Ingresó debido a su tristeza, aunque una sonrisa, de vez en cuando, le asomaba por la comisura de los labios. 

--Pedro, amigo, te acuerdas de mí? Y a Pedro se le limitaba una sonrisa sin decir nada. 

Antonia y Pedro permanecían el uno junto al otro en la misma habitación.

Antonia y Pedro eran dos extraños que, al llegar él, no se reconocían el uno al otro. Antonia y Pedro, antaño esposos y amantes, él bailongo y ella complaciente, permanecían la una junto al otro sin conocerse. Apenas algo más de medio metro entre cama y cama, pero les separaban kilómetros de olvidos. Les separaba la senectud, el paso inmisericorde del tiempo, el archivo de la memoria, que se les había perdido la llave. 

Un día, Pedro se marchó, como dice el poema, "ligero de equipaje". Quién lo dijera que, entrando ella primero a la antesala de la luz, fuera él quien corriera el primero como polilla a la farola. 

--Ese señor ya no está, se ha ido. -decía Antonia- Yo también me iré pronto a mi casa con mi hija, que no me la han dejado siquiera, abrazarla. Y a los pocos días de marcharse Pedro, Antonia se marchó también con él. Los dos juntos, a poco más de un paso, el uno de la otra.

No, no se marchó ligera de equipaje. Se marchó de la mano de su hija, la que nació en el hospital y ni siquiera se la dejaron ver ni abrazar.

22 comentarios:

  1. Jopé...
    Defitivamente, y al igual que con el post del lunes,
    voy a tener que ir a echarme una cerveza o algo,
    que me he quedao yo un poco "así".
    Si es que mi Guillermo escribe de bien... Sí, sí, con los sentimientos sobre el teclado.
    :)

    Besos-Besicos, y feliz finde!

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  2. ¡Qué belleza de relato! La nostalgia que señorea en cada línea es la que alguna vez nos acosará a muchos y por desgracia otros no veremos nunca.
    Una historia de amor hasta el último momento cuando la muerte acuerda no separar lo que Dios a unido para siempre.
    Querido amigo, estupendo.
    Un fuerte abrazo.

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  3. Tu relato de hoy además de ternura y tristeza sobrecoge por lo auténtico y real.

    Muchas veces escuchamos de alguien que se muere y al poco tiempo se va su compañero o compañera, de pura tristeza y melancolía se mueren por la falta de esa otra persona con la que han compartido tanto.

    Tierno, triste y sobrecogedor...

    Un abrazo.

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  4. ES RELATO MUY BELLO Y TAN REAL , QUE ME SOBRECOGE EL ALMA!

    BESITOS DE CHOCOLATES:)
    GUILLE QUE TENGAS UN HERMOSO FINDE:)

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  5. Un relato muy tierno Guillermo, pero demasiado triste para mi, porque a mi madre se le van los recuerdos con mi padre, al principio le echaba de menos, luego su mente empezo a defenderse para no sufrir, y empezo a olvidarse de las cosas, ahora esta entrando en una fase de demencia senil, y ella, es ahora menos consciente de su dolor, pero el mio crece dia a dia, a la misma velocidad que pierde su memoria, y me esta dejando huerfana a plazos, sin acordarse de la falta que aun me hace.Un beso

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  6. El irremediable paso del tiempo no puede con el buen amor y están los que eligen marcharse al mismo tiempo.

    Benditos ellos.

    Un abrazo, cumpa, de horas detenidas.

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  7. que historia de amor tan fuerte y profunda............

    me dejastes acongojada!!

    muy bien escrito, amigo

    un abrazo y buen finde

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  8. Lourdicas... Venga... una cervecica a media... vale... Bueno, mejor una para cada uno... :))
    Besicos.

    Liliana... Lo que es necesario, y cada vez más en estos tiempos que corren, es abanderar el amor a tiempo y a destiempo. Que el mundo sepa lo que significa vivir juntos toda una vida, superando y compartiendo los malos y buenos momentos.
    Besicos.

    LoyLo... Mi abuelo materno decía un mes antes de morir: "Ya voy, Paca, ya voy"... Paca era mi abuela, que murió un par de meses antes que él.
    Besibrazos.

    Pato... Bueno, pero tú lo tienes fácil con tus recetas de amor y esas cosicas tan bonicas que nos dices... llenas de sabor a chocolate... :)
    Besicos.

    Isabel... Claro... Yo pensabe más o menos algo que dices tú, y es que, llegado un momento, somos nosotros los que sufrimos, ya que ellos, en su estado de senectud, viven en "otro mundo" donde, al parecer, no les afecta el nuestro... nuestro mundo, digo. Y en el fondo, cuando lloramos, lloramos por nosotros mismos, ya que, como tú tb. dices, emezamos a notar un vacío en nuestra vida que termina por llenarse... de vacío, digo... cuando nos faltan del todo.
    Es totalmente humano y razonable, siempre y cuando no nos lleve a un estado, digamos pseudo depresivo del que no podamos o nos cueste trabajo salir.
    Hay un tiempo de transición en el que los hijos somos los que empezamos a cuidar de nuestros padres... Que ya bastante han tenido ellos con soportarnos a nosotros... eh? :)
    Besicos, niña.

    Carlos... Eligen ellos?... Creo que hay un Amor, con mayúsculas, que es el que se encarga de recoger el fruto en el cesto... Tal vez, digo... tal vez.
    Un gran abrazo.

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  9. Adri... ya apareciste después de responder yo... vaya!... jeje

    Las bellas historias, son bellas de por sí, por el amor que emanan... yo en este caso me limité a recordarla con un poquito de adorno literario.
    Besicos

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  10. qué preciosidad de relato, Guille; has escrito con ternura, sensibilidad... gracias, amigo

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  11. Un relato conmovedor,lleno de amor,tristeza y realidades.Ha hecho emocionarme.
    Un abrazo

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  12. Hola, Guiller, muy bello tu escrito, pero me has entristecido cuando te he leído, asi como cuando he leído el comentario de Isabel, no me salen ni las palabras, Guiller, perdóname.

    Un beso.

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  13. Qué bonito, guillermo. Encontraré yo también el amor aunque sea con ochenta años y no me lo dejen ver ni abrazar? Por la coincidencia del nombre, digo.

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  14. Uffffff una historia entrañable que ha hecho que se me salte alguna lagrimilla.

    Preciosa!!!

    Besitosssssssssss

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  15. MÁngeles...Siempre gracias a tí por visitarme.
    Besicos.

    Belén... Ya ves, antes que no después... :)
    Besicos.

    Sauce... Mucha realidad, con un poco de adorno literario, como ya digo por ahi arriba.
    Un abrazo.

    María... Perdonarte???... mujer, qué cosas me dices.
    Besicos.

    María... paisanica... :)... Y por qué no?, es que debe perderse la esperanza?... No, verdad?
    Besicos.

    Mar... Vaya, estoy haciendo estragos con el relato... bueno, la verdad es que sí era mi intención.... No, en serio, uno no piensa en esas cosas, solo piensa en crear algo bonico, que unas veces salen y otras no. Eso lo deciden quienes nos leen... verdad?
    Besicos.

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  16. Magnífico relato y bellísimo blog. Felicitaciones!! Un abrazo a la distancia.

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  17. Alma... Bienvenida.
    Un placer tenerte por aquí.
    Gracias.
    Recibido tu abrazo y te correspondo.
    Besicos.

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  18. ...intenso , pero denso relato de la vida en el misterioso halo de pasarla...desde mi lama un abrazo muy fuerte guillermo...jose ramon.

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  19. JoséR... Y es que, toda vida, por nimia que nos parezca, tiene su halo y su misterio.
    Abrazos, José.

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  20. Qué maravilloso!!
    No pensaba emocionarme como lo he hecho. Qué triste la vejez y el vuelo de los recuerdos que se acumularon durante tantísimos años. Todo queda como en nada, después de tanto esfuerzo por convivir.
    Precioso, de veras...
    un BeSiCo!!
    de Güisy

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  21. Güisy... Ya llegaremos nosotros a esos años... jeje... Todos llegaremos, si no nos quedamos por el caminico, claro... La cuestión cómo vamos a llegar... jeje.
    Bueno, en cualquier caso, pensando siempre que la vejez es un trámite que hay que llevarlo con dignidad... procurando no joder mucho a los nietos... jajajaja
    Besicos.

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