Tanka I

Navego entre tus lágrimas amargas de cítrico ensangrentado por la sangre del desastre que te causó esta tierra en estertores de muerte. Navego solitario por el laberinto de tu alegría asolada y devastada convertida en agonía por la mar en su ansia de matar. Me dejo llevar mi cuerpo al fondo del océano, manejado cual muñeco de trapo por las corrientes submarinas, entre cuchillas de corales que desgarran mi piel y la destrozan.

mi corazón, deambulando entre espinas  por tu dolor, por el mar asesino, por tu tierra asolada.

Opaca Lucidez.1.14 (Miel y Ajenjo)

miel y ajenjo
junto al arbol
se encontraron

bajo las sombras
de la noche,
la pasión se creó por la palabra
enlazándose entre las ramas
en un abrazo de amor

y aquel árbol gris,
por vez primera,
sintió resurgir

(De los que no publiqué en su tiempo)

Cuando Así Me Miras

No son azules tus ojos como el infinito cielo
o la mar profunda.
No son embriagadores

ni de esmeraldas o azabaches.

Son la miel de romero que endulzan mi vida,
cuando así me miras.

Cuando solo así

sabes mirarme.
.....ooOoo.....

A La Gaita

Me coges en tus brazos 
cual niña tierna, 
y con tu propio aliento
me das la vida. 

Mágico resuena mi canto: 
arrastra los ecos ancestrales 
de otras tonadas. 
El viento de las cumbres 
mis cabellos agita, 
mientras la hoguera 
baila danza de cobre. 

El bosque, se estremece, 
la iglesia calla; 
el ritmo de tus dedos moldea mi habla. 
El cielo enjuga llanto, 
sonríe guiños de plata; 
la luna, curiosea asomada al agua.

Junto a mi pecho siento tu corazón, 
que salta cuando los pies de ella surgen y bailan.

Irene, la violinista y vocal de nuestro grupo musico-literario Zumo de Gnomos, nos ha enseñado este bello poema que creó hace algún tiempo. Os lo publico aquí tal cual me lo ha entregado. Y para quién desconozca la gaita, en la imagen, están los diferentes nombre de sus piezas. De nuevo os pido disculpas por no pasarme por vuestros Blogs lo que debiera, pero repito que tenemos ahora un solo ordenador para 4, y tb me ocupa tiempo los ensayos del nuevo grupo musico-literario... Voy un poco sin orden ni concierto visitándoos a salto de mata. Disculpad. Gracias y Besibrazos.

Dormidita Se Quedó.

Dormidita se quedó 
a la sombra de un cerezo, 
soñando con el amor 
entre la brisa y el cielo. 

Ya no canta el ruiseñor, 
ya, las flores se van marchitando.
Dormidita se quedó. 
La vida se me me va escapando.
Me dejaste solo. 

Cuando a la noche pesada 
sucumba mi  apenada alma
por el recuerdo de tu amor, 
los cielos tañerán a duelo 
sin que ya pueda haber consuelo 
para mi triste corazón. 

Dormidita se quedó a la sombra de un cerezo 
entre estrellas del cielo, 
entre recuerdos y besos. 

No quiero ni pretendo
aceptar esta soledad 
que tanto me daña el alma.

Más allá del pensamiento 
iré a buscarte,
más allá de la razón,
en el suspiro de un lamento, 
en el latir del corazón. 

Dormidita quedaste 
pero tu sueño es mi sueño. 
No quiero que nuestro amor, 
tenga jamás un entierro. 

 .....ooOoo.....

Un poemica de los antiguos, de los que aparecen en papel por una carpeta perdida entre libros. Ahora algo retocado.

Haiku 40

Sentada en el columpio al olor de los jazmines, Margarita aún no llegaba con sus pies al suelo. Por más que su pequeño cuerpo lo intentaba, aquel armazón era demasiado grande y pesado como para que ella lograra impulsarlo hacia alante y hacia atrás. Como pudo, se había subido, a pesar de que su madre no la dejaba que a esas horas andara sola jugando por entre los rosales y setos. Aquella noche clara de luna llena, invitaba a romper la regla materna y todas las leyes del universo. De pronto, oyó a su madre: “¡Margarita, entra en casa, que la cena ya está en la mesa”!


cálida noche,  el gallo negro canta  a las estrellas

Que disfrutéis de un buen finde.

Melancolía

Él, ella, sentados en sitios diferentes, veían relucir el brillo de los viejos adoquines del casco antiguo de la ciudad, a través del cristal de los grandes ventanales de aquel viejo bar, a la vez que pequeñas y tímidas gotas de fina lluvia, obligaban a abrir los paraguas de las gentes que iban y venían aligerando el paso por las aceras y cruzaban de una a otra saltando charcos.

Los semáforos languidecían sus luces en aquella tarde gris plomizo, como cansados de tanto dirigir el tráfico. Los pequeños vehículos parecían de pesado rodaje, y una tenue luz, apenas si podía filtrarse a través de las nubes.

De pronto arreció una lluvia espesa y empezó a empapar edificios y calles.

Allí dentro, en el bar, reinaba la calidez y la tranquilidad. Él se levantó de su mesa con su café con leche en la mano y se dirigió hacia ella.

--Hola -dijo él.

--Hola.

--Te veo triste.

--Sí.

--¿Puedo acompañarte?

--Claro.

--Gracias.

Y los dos, en silencio, juntos, pasaron la tarde mientras la lluvia resbalaba por los cristales de aquel rancio bar.

(quiero decir que este post está sacado de un comentario que le dejé a mi amiguica Bloguera Carmen Vikinga... y no le he pedido permiso, pero supongo que, conociéndola, me lo daría sin necesidad de petición... además, es mi "cuñada" gaitera... jeje. Besibrazos, Viky)