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miércoles, 20 de julio de 2016

Memoria Histórica (como yo te quiero, en silencio)


A veces, solo a veces, decimos que los muertos claman justicia, cuando verdaderamente es nuestra propia justicia personal la que clama venganza.

Poema de la Jacinta a su Antonio, al terminar la guerra civil española.


No quisiera, a mi memoria,
atraer los viejos fantasmas de la guerra.

Que la guerra,
¡su guerra haga y se entierre con ella!

Yo quisiera, en mi memoria,
tu historia.
Tu historia buena,
la que a mí me rebosa
y de alegría me llena.
Tu historia, que es mi historia,
y no “aquella”.

No,
no quiero esa historia solapada
que divide, mata y asesina
las almas.

Quiero mi historia,
que es tu historia.
Nuestra historia de amor
y besos tiernos,
que es la única
que a ti y a mí nos ata.

Te quiero a ti,
¡mi amado!
Sin insignias.
Sin banderas.

Quiero tus mimos, y tus abrazos.
No quiero llantos.
Quiero tus juegos y tus risas,
mis mejillas
acariciadas por tus labios,
quiero el calor de tus manos
sobre mis pechos,
y quiero,
el dulce mirar de tus ojos
a mis ojos cansados.

No quiero el polvo de tus huesos
ni el vacío desorbitado de tu mirada.
Lo que quiero es tu silencio,
tu cuerpo callado.

No grites
a los oídos de los mortales
tu insomnio eterno.

No grites.

No grites.

Que yo susurraré
en tu oquedad obligada
arrullos de paloma enamorada.

No grites.

No llores
a los ojos de las madres,
ni des lanzas a los hijos.

No llores.

No llores.

Que yo, en silencio,
lloraré a tus oídos
el gran amor que te he tenido,
te tengo,
y aún después de la muerte
te seguiré teniendo.

Ya te lo he dicho:
Solo a ti te quiero
con la misma pasión
con la que antaño
ardían nuestros jóvenes besos.

¿Podría amarte
de otra forma?

¿Es que hay otra manera
de poderte amar tanto?

Quiero,
tu memoria
en mi memoria,
en lo íntimo,
en la soledad de mi habitación,
en lo más profundo de mi corazón,
para mí sola
y para nadie más.
Sí,
que ya lo sabes:
antes, ahora,
y aún después de la muerte.
Que no quiero compartir con nadie
mi derecho a tenerte.

Y si ahora no estás,
no quiere decir que no estés conmigo,
no.
Claro que estás.
Pero no me pidas,
amor mío,
que grite
o que llore.
No quieras querer
que a tu manera te quiera.

No.

No alces
de la oscura fosa
y siembres sobre la tierra,
los amargos recuerdos de la guerra.

¿Hasta cuándo es necesario?

No me llames de esa forma
ni me llores, de esa forma.
Ni me grites.
Que ya sabes que te quiero,
que ya sabes que te amo.
Sin insignias.
Sin banderas.
Y en silencio.

…ooOoo…

Y es que, a la Jacinta, le fusilaron a su Antonio en una cuneta de nosédónde, una fría mañana de abril. A las 05:30h fueron a su casa y, arrastrándolo como si de un perro se tratara, lo sacaron de la cama, de su casa, del calor de los brazos de su Jacinta, y se lo llevaron, sí, a nosédónde, a aquella cuneta que le sirvió de cuna; donde tanto lo acunaron, que durmió para siempre. Dicen que fue una nana de muerte con estribillos de disparos y sólos de gracia en la nuca.
Jacinta no entiende de dioses ni de política ni de bandos. Ella solo dice que "maldita guerra que se llevó a su Antonio". Ella, consuela a la Bernarda que no vive, de la amargura que le corroe las entrañas de pensar en su Ramón... que también se lo llevaron arrastrao, como a un perro, junto al Antonio, aquella mismica noche de espanto.
Jacinta, con su sonrisa, sus chascarrillos e historietas, trata de hacer sonreir a la Bernarda, pero en su corazón no ha habido día que no llorara a su Antonio; sí, pero en silencio.
"Dejád a los muertos tranquilos, no sea que salgan de sus tumbas y se arme la marimorena", suele decir Jacinta, en su poco entender, cuando los jóvenes hablan de los muertos de la guerra y se enredan los unos de unas ideas con los otros de otras ideas. "¿No veis que llamando a los muertos, ellos vienen a vivir con los vivos y no nos dejan vivir en paz?"... Y los mozos del pueblo se burlan de ella. La llaman: "la loca feliz". Y yo digo que, "¿qué sabrán ellos de locura y de felicidad?" 
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Bueno, pues este poema hace algunos años que lo cree, y ni siquiera recuerdo si lo he publicado en el blog. Lo he buscado y no lo he encontrado. Y es que, yo tb tengo derecho, de una u otra forma, a reclamar mi "memoria histórica" Y sí, con algún pequeñísimo retoque y añadida la hª de Jacinta, lo he puesto en el apartado de "poemas de amor", porque pienso que, quien no lo considere de amor... 

viernes, 15 de julio de 2016

Cuando Paramos El Tiempo

Cuando tu boca
a mi boca
la comes
a besos,
tus labios
como címbalos
resuenan en mi alma,
como catarata
de campanitas de plata.
Y el tiempo,
despavorido,
de a poquitos
huye y se desparrama.

El hoy no existe,
ni el ayer
ni el mañana,
tan solo el ahora
ajeno a la realidad
de un después,
de hace un instante.
El propio universo
cesa en el empeño
de equilibrar sus fuerzas.
El mundo cesa en su girar.

Aquello por lo que se llora,
se consuela.
La propia alegría
silencia su algarabía
reposando un instante.

Solos
tú, yo
y éste pequeño espacio
que nos circunda y abraza
a los dos.

A Cronos lo matamos
nosotros.
A Cronos,
lo mató nuestro Amor.


…..ooOoo…..