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martes, 20 de febrero de 2018

El Estrado Azul (Charol De Moqueta y Esparteñas De La Tierra)



Hacía tiempo que no pasaba por el parque y era la hora del "Colega". Aceleré el paso. Una mañana tranquila y soleada iluminaba los árboles, mientras los patos nadaban en el estanque. Comencé a divisar el corrillo de gente que lo rodeaba. Llegué y pregunté cuánto tiempo llevaba y me dijeron que un buen rato. Así que permanecía allí a escucharle lo que hiciera falta.

--... y así señores, que concluyo con este poema que es una ampliación a un pensamiento que hace algunos cuantos años hice, y que sigue y sigue, a través de los años en actualidad , por desgracia seguirá, como ha pasado a través de los años, desde que el hombre se dio cuenta de que, agarrarse a un cargo público es, un pasaporte hacia... digamos, su prosperidad personal... Vamos,¡ a robar a manos llenas y que se joda el personal! Pero tengamos siempre presente, queridos amigos, que existe gente buena y que vive en función de los demás y no hace que los demás vivan en función de sus necesidades, caprichos y beneficios. Desgraciadamente, éstos, duran poco en la política, devorados por el sistema de la corrupción institucionalizada. En fin, os leo y me marcho.




Jamás,

zapatos brillantes

que pisen moqueta,

podrán entender

las penurias

de aquellas esparteñas

que, a fuerza de pisar

y sufrir la tierra,

terminan viejas y rotas.

Y si esos bonitos zapatos,

para colmo,

en algún lugar

de un tiempo pasado

fueron esparteñas,

ahora olvidando

su humilde condición

y aprovechando su posición

para lucrar su persona,

pues aún más delito tienen.


Que los unos y los otros

tengan la decencia

de sentir vergüenza,

tengan la suficiente dignidad

para reconocer sus errores,

renuncien a sus prebendas,

y se larguen de las moquetas.


Marchen a la tierra

y se calcen las esparteñas

a ganarse el sustento

con su propio sudor,

que así los unos:

los bien nacidos

en cómodas cunas,

aprenderán, por vez primera,

lo que cuesta

llenar la cesta familiar.

Y los otros:

los que han venido de la tierra

y lograron vida mejor,

éstos, que purguen su pena

de traición,

porque saben

desde su nacimiento

lo que los primeros no saben,

y esto, esto es pecado peor.


Tengan, señores,
los de arriba,
la vergüenza
de aprenderse la lección,
de que no es el sudor ajeno

el que debe hacer brillar

los zapatos de charol,

sino el sudor,
del propio charol

que pisa la moqueta,

es el que debiera aliviar

a quien, a su pesar,

la vida le ha dado las esparteñas.

.....ooOoo.....




Bueno, llegué casi al final, pero me valió la pena. Y tal y como dijo, terminó de leer su poema, bajó de su "estrado", lo cogió y se marchó con paso lento y parsimonioso. Dió la casualidad que pasó justo por mi lado y casi me da en la rodilla con la caja. Me pidió perdón y se sonrió, no sin antes hacerme un comentario que casi ni entendí al principio pero cuando abandoné el parque pensativo, descifré que había hecho referencia a que, "qué suerte la mía si cogía la baja o no sé qué para quince años" Toda un figura.


miércoles, 14 de febrero de 2018

Tanka.2


Dicen las flores que es el trébol de cuatro hojas un viejo mito, un cuento para niños, que no existen los unicornios y menos de colores, ni duendes en los bosques con ollitas repletas de monedas de oro, ni caballos alados que galopan los cielos con príncipes de montura siempre prestos a salvar princesas. Dicen, las flores, que oyeron voces en el desierto que, por "ellos", ni un céntimo, y se lo creyeron. Qué poco los conocen. Dicen las flores, que no existe la magia, que son juegos de prestidigitación en los que se distrae la atención del incauto para conseguir el engaño. Dicen, que la luna y el sol no pueden enamorarse, porque siempre están jugando al escondite. Y no es cierto, que yo los he visto juntos más de una vez. Y, a pesar de la belleza de sus formas, olor y color, qué poco saben las flores, acerca del amor.





Respiraremos
por siempre primaveras
llenas de amor,
dulces días soñados,
hasta el anochecer.








Una de las más bellas definiciones sobre la poesía japonesa de este período, se encuentra en el prefacio del Kokinshu (905), escrito por Ki No Tsurayuki:
 La poesía japonesa tiene por germen el corazón humano y se desarrolla en innumerables hojas de palabras. Muchas cosas conmueven en esta vida a los hombres:  luego tratan de expresar sus sentimientos por medio de imágenes sacadas de lo que ven u oyen. ¿Quién es el hombre que no hace poesía al oír el canto del ruiseñor entre las flores, o el de la rana que vive en el agua? Poesía es aquello que, sin esfuerzo, mueve cielo y tierra, y suscita la piedad de los demonios y dioses invisibles; es aquello que endulza los vínculos entre hombres y mujeres, y aquello que puede confortar el corazón de los feroces guerreros”

jueves, 8 de febrero de 2018