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miércoles, 25 de abril de 2018

Desde Mi Ventana.4 (Relatividad)





Con todo y con nada. Con lo puesto. Por aquí y por allá. Desubicándome. Que así aprendí a sentir la vida. A sentir por quien llora y también por quien ríe. Ella, la propia vida, digo, ha tatuado su huella y marcado el sendero por el que hoy ando y seguiré andando hasta el día final de mi existencia terrenal.

Siempre el mismo camino. Desde que nacemos. No hay otro. Por eso, es en él donde encontraré la puerta de salida -¿Tal vez sea la muerte?- que me lleve a mi último reducto. Que por decir lo digo, ya que a ciencia cierta...

No se puede cambiar el destino, si por destino entiendo nacer, vivir, y  aquello que llamamos morir. Esta es la única predestinación en la que creo.

Pues sí, la única verdad cierta es, que nacemos, vivimos y "morimos", por lo menos, hoy por hoy, que mañana, ya veremos. Recordemos que todo es relativo. Sí, y lo relativo, por la misma regla de tres, también hoy, que mañana ya veremos.

Que nacemos y vivimos es una perogrullada, pero eso de morir... A ver, una de las grandes preguntas: ¿Hay vida después de la muerte?

Nadie tiene la respuesta a pesar de los muchos avatares que nos han venido a visitar. Sólo hay interrogantes. Tan sólo  existe la divagación, las cábalas por respuesta aunque, según la fe y creencias de cada uno, unos y otros dicen tener la gran respuesta. Pero esta respuesta es todo un dogma de fe. 

Lo cierto es, que cuando estiramos la pata, dejamos de dar el coñazo a una parte de la humanidad con la que convivimos. Unos se alegrarán y otros nos echarán en falta, pero todos llorarán, o casi toedos. De risa o de tristeza.

Digamos, que la ciencia empírica nos demuestra el “pulvis es, et in pulverum reverteris”. -No, no, la traducción no es: “de un polvo te hicieron y en polvo te convertirás” no- Pues eso, que queda demostrado. Y mientras estamos entre polvos, aquí nos encontramos, en esta bendita -ay- senda obligada por la que debemos andar, unas veces llana, otras cuesta arriba, otras cuesta abajo... sin saber por qué ni para qué, ni a qué o a quién le estamos haciendo el “juego”... 

¿Será cierto aquello de que somos un experimento de laboratorio de ciertos seres superiores, que no tenían otra cosa que hacer que matar el tiempo jodiéndonos, y aún siguen aburriéndose y jodiéndonos? 

Y con todo ésto, y a fin de cuentas, soy consciente de que existo y  vivo en el placer y el dolor, en la alegría y en el llanto, en la luz y en las tinieblas. Vivo en la opción de joder al personal o morir por mis semejantes. Otra opción, por supuesto, y haberlas haylas, es vivir sin cerebro ni calentamientos de cabeza, como una maleta, de mano en mano, de un lado a otro sin enterarme y, lo que es peor, ni preocuparse por nada. A la “sopaboba”. Vamos, al “dame pan y dime tonto”.

También soy consciente en mi credo, que nadie sabe si venimos queriendo a este mundo. Que no somos culpables del todo de aquellos actos malos y terribles que podamos causar a los demás o a nosotros mismos. Pero que cuando los causamos, hacemos sufrir a los demás. Cuando nos lo hacen, somos nosotros quienes sufrimos. Y eso, debe y tiene que tener consecuencias.

Y muchas cosas más.


jueves, 19 de abril de 2018

Cada Día Una Vida

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No dejo de asombrarme
ni me acostumbro
a la belleza
de cada atardecer,
cuando el sol
se despereza
de su andariego día
y bosteza
taciturno
y rula
y bota y rebota
haciendo cabriolas
en la fina linea
del horizonte;
allá,
todo derechito
al final del gran océano,
donde se aúnan
tierra y cielo
en un beso
naranja y fuego,
vestidos  
de espuma de mar.

Y es entonces,
pasados unos segundos,
que la noche
llega
y me recibe
toda cubierta
de estrellas,
recordándome
cada momento
del día
que he vivido,
disfrutado
o sufrido,
como si ella fuera
un Pepito Grillo,
maquinista de cine,
y me pasara una película
muda,
pero a color.

Y ahí estoy yo,
sumergido,
introducido
en la trama,
hecho un nudo
y...
no siempre
el día te da un final,
una solución.
Hay que esperar
como en las telenovelas,
al día siguiente.

Pero,
si nos ponemos a pensar,
tan sólo un día
de nuestra vida,
podría bastar 
para ser el resumen,
el botón de muestra
de toda una vida.
Nuestra propia vida.

 

Y de repente,
comienzo a sentir 
la humedad,
su perfume
de brea y sal.
Y pienso
lo que pienso
y en mi mente
la beso y abrazo:
a la vida,
al amor.

Allí,
frente al inmenso mar,
me doy la vuelta,
meto mis manos
en los bolsillos,
y me voy alejando
del cantil,
silbando
una canción
y bailando
como un bailarín
solitario,
al más añejo y rancio
estilo “Jolyvudiense”,
que, aunque no llueve,
no sé por qué
me vino a la cabeza.


 .....ooOoo.....




martes, 17 de abril de 2018

Y Cerraré La Puerta

Imagen relacionada

Aquella mañana me desperté
y me sentí en soledad.

No estabas
a mi lado
y junto a mí.

Miré 
sobre tu mesita de noche
y vi,
la vieja lámpara
que tanto amor
nos alumbró
con su tímida luz.
Vi, que dejaste
tu pecho
en el que, confiada,
guardé
mis anhelos,
mis risas
y suspiros preocupados,
mis pesadillas,
mis sueños de colores,
mis fantasías.

Me vi
abandonada
de toda esperanza,
que yo había puesto
en una vida siempre contigo.

Allí dejaste 
mis alas hechas añicos,
como cántaro
estrellado sobre adoquines.

Y me dejaste
tus toses después de fumar,
tus insomnios,
tu libro sin acabar,
y aquel viejo despertador
a cuyo odioso tic-tac
me costó tanto acostumbrarme.

Me dejáste
como novia en el altar,
vestidita de blanco,
después de un millón de años
siendo novios.

Volví a mirar
a tu mesita de noche,
y cerré los ojos.
Quise pensar,
sin lograr 
pensar
en nada

De nuevo
cerré los ojos
y escuché el llanto
amargo de mi corazón.

Me deshice de nuestra almohada,
para que no quedara
el más mínimo resto
de aquellos sueños
que tanta vida y felicidad
me dieron,
y ahora tanto dolor
me causan.

Y ahora
cerraré las ventanas
y echaré las cortinas.

Y ahora, 
con nuestras sábanas,
haré tiras
que convertiré en mortajas
para envolver
cualquier rayo de luz
que quiera entrar
a través de las rendijas
de esta casa.
Las mismas sábanas
que tantas noches
acariciaron nuestra piel.

Y ahora,
cerraré la puerta
y le pondré cien candados,
no sea que de nuevo
quiera entrar
el duende del amor.

…..ooOoo…..

jueves, 12 de abril de 2018

Lemniscata (Siempre)

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No quiero princesas
sentadas en cojines de plumas
sobre tronos de terciopelo
y escabel en los pies.

No quiero fuegos artificiales
ni clarines ni trompetas,
ni tambores ni fanfarrias
ni luces de neón.

No te quiero tú
allí
y yo
aquí,
a pesar de estar juntos en el mismo sitio,
en el mismo lugar.

No quiero ni me sale quererte
por querer o por necesidad
material de tenerte a mi lado,
porque no es así mi condición
ni lo pretendo.

Mi naturaleza no es quererte.
Que querer,
a cualquiera se puede querer
o tenerle cariño.
Mi condición y mi naturaleza
es amarte.

Y te amo tanto,
que me sangra
este amor que te siento
por cada uno de los poros
de mi cuerpo,
como jamás
me ha sangrado,
hasta ahogarme
en mi propia agonía
que es, el amor
que tú me das.

Te amo a ti,
tal y como eres:
bonita y perfecta
hasta en tus imperfecciones.
Bajadita del cielo para mí,
para compartir toda una vida
que no tuvimos;
para seguir viviendo
toda una vida que aún,
nos queda por vivir,
y “para siempre".

…..ooOoo…..



jueves, 5 de abril de 2018

Desde Mi Ventana.3 (Duele)




Me duele aquella herida que nunca quieres cerrar.

Me duele el silencio de mis labios, cuando lo lanzas agresivo contra mi.

Me duele, la maldad que me quieres procurar, hasta incluso en la hora de mi muerte.

Me duele la espiral que agitas a tu alrededor, a sabiendas de a quién puedes envolver.

Me duele, cuando haces noche del día o cuando conviertes la luz en negra oscuridad.

Me duele que claves tu dolor como punzón en mi estómago.

Me duele, que quieras utilizar tu amargura como moneda de cambio, a cambio de robarme mi felicidad.

No.  Eso sí que no lo vas a conseguir jamás.

Y aquí, sereno y en calma, desde mi ventana, abrazado por esta brisa nocturna que me perfuma de mar, te ofrezco mi silencio como regalo y respuesta a toda contienda que quieras imponer, y te digo adiós.

Y aún así y a pesar de todo, y porque me duele, te dejo mi mano extendida por si, algún día, la quisieras estrechar y terminar con esta agonía que te está matando.

Hace una bonita noche, una bonita luz de luna que ilumina el alfeizar de mi ventana, atravesando mi vida de norte a sur.