No
me pudiste dar aquello que jamás debí esperar de ti. No es un reproche, porque yo no supe hacerte llegar mis
amores. Y ahora que lo pienso, en aquellos malos tiempos, ni siquiera esperaba recibir
amor, pero siempre me he conformado con tan poco que…, o por lo menos yo así lo
he creído, aunque a decir verdad, cabe la posibilidad de que siempre haya estado equivocado; si así fuera, tal vez poco equivocado. Todo en la vida es fácil y a la vez complicado. Y ahora que los años han pasado en demasía para los dos, que no
haya guerras, por favor, que no hayan guerras a causa de corazones de piedra,
porque lo que pudo haber sido no fue, y no es culpa de nadie. Culpa implicaría, en cierta forma, recibir castigo, y ni tú ni yo nos lo merecemos. Todo lo contrario. Ojalá seas
muy feliz. En mi corazón así lo deseo. Es mi corazón sincero el que te ha
hablado.
¡Feliz
Navidad!
Una linda carta que espero le llegue a su destinatario. Sobretodo, por lo sereno del tono, por entender que cuando una relación se va a pique es cuestión de ambas partes. Ambas tienen que ver en eso y por ello, no se puede ir al la caza de culpables.
ResponderEliminarMuy Feliz Navidad para ti, Guille y que el 2015 te traiga mucha bonanza, alegría, creatividad, cariño y salud. Que se cumplan tus metas.
Un fuerte abrazo.
Y que nunca pierdas tu carácter chispeante :-)
ResponderEliminar(ni tu sentido del humor)
ResponderEliminarY ahora si me voy, peor no sin antes de darte un beso, además del abrazo de arriba del que todavía no te he soltado jajaja.
ResponderEliminar