Y tuve que dejarlos y salir, para poder admirar el bonito espectáculo de la paz, aquella noche de fiesta. Allí quedaron ellos y su intransigencia, su estupidez patriotera y populachera, su "oye, tú, pues anda que tú". Allí se quedaron ellos, sin más argumento que la "razón de las bestias" Allí quedaron lloriqueando y dándose golpes de pecho como los gorilas. No tienen remedio. Y se creen los listos, los amos del mundo. Unos y otros. Otros y unos. Siempre lloriqueando y dándose la espalda. Monocromáticos. Nunca conformes con nada.