No me gustan los
bonsáis.
Pareciera que caricaturizaran
la vida.
Al verlos es,
como si me apretujaran
el corazón,
la misma alma, y me
asfixio.
Es, como si a lo
bajito,
pegado al oído,
me estuvieran
diciendo:
no merece la pena amar.
No me gustan los
bonsáis.
Son, como el
capricho
de quien todo lo
pretende
sin atreverse a
conseguirlo.
No, definitivamente,
no me gustan los bonsáis.
Pero mira por donde,
me gustas tú
tal y como eres,
por tus adentros
y por tus afueras,
con tus alegrías y
con tus penas,
con tu mirada de
niña buena
y otras que… ¡Ay Carmela…!
Y a todo esto,
¿te he llegado a
comentar
que no me gustan los
bonsáis?
Pues ea, ¡ya está!
…..ooOoo…..
(modificación de una publicación que
hice en mi face en 2024)
(Y hablando de todo un poco, sinceramente, nunca me han gustado los bonsáis)