Tu eres mi sol del mediodía;
en la noche,
mis estrellas;
y en la madrugada
eres mi luna llena,
mi lunita de nácar.
Eres mi amanecer,
mi día y mi ocaso,
el descanso de mis, a veces,
inquietos pensamientos.
Eres mi meta,
mi horizonte.
Y en tus ojicos wapos
muero, dulcemente,
iluminado por el brillo
de tu dulce
mirada.
Eres el “Te Quiero”
que, sin motivo ni razón,
oigo llegar, cada mañana,
a mi corazón.
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