
Ninguna persona debiera,
en lo que respecta
a enamorarse de otra,
hacerlo por la forma de hablar
o su escritura,
o por lo menos, así lo creo yo.
Que no son las palabras ni las letras
las que en verdad debieran
llegar al corazón,
sino la manera de amar
y demostrar, con hechos,
aquello que en honradez llevamos.
Y si bien,
el arte de la palabra
y la escritura
adornan los quereres,
sean los propios quereres
la arcilla modelada
en las manos del artesano.
Que sean,
la piedra trabajada
por el martillo y el cincel.
Que la palabra y la escritura
se conviertan,
a través de sus haceres,
en saetas que atraviesen,
de parte a parte,
el ser puro de la persona amada;
porque como dice
el refranero español,
“obras son amores
y no buenas razones”.
…..ooOoo…..
(y digo "poema racional", porque el corazón hace a veces cosas, que la razón no entiende)