
Es el brillo
de tus ojos,
hechizo de luna blanca,
que al mirarlos,
a suspiros
se me escapa el alma.
…..ooOoo…..
No es la tarde
que oscurece
y se atardece
hasta convertirse en noche.
Son mis versos,
que a jirones,
se van ennegreciendo,
rasgando la luz
en harapos de negra sangre.
Fue tu silencio,
que gritó en muda palabra
por el ingrato miedo
a sentir la soledad.
Por el miedo que supone
perder la vida en vida.
Por perder la limosna
de la amistad.
Por el miedo a perder
la senda que conduce al redil.
Por no saber salir del recto pasillo,
y pretender convertir su recta infinita
en un laberinto sin fin.
Por inmiscuir a la inocencia.
Y mientras,
la vida paso a paso
pasa dejando espinas
en nuestras gargantas,
por aquellas palabras olvidadas
que, sin saberlo,
se han ido engrilletando
a nuestros tobillos,
como un gran lastre,
empobreciendo todo aquello
que a nuestro alrededor
debiera brillar.
…..ooOoo…..