Si te faltara amor,
emplea el cariño,
y si no dispusieras de cariño,
emplea la ternura.
Si la ternura
en ti no existiera,
utiliza la razón,
y si ésta no te llegara,
haz uso de tu humanidad.
Si la humanidad
te hubiera abandonado,
más vale
te encomiendes
al amor,
al cariño,
a la ternura,
al sentido común
y a la humanidad de los demás,
no llegaras a cometer
una locura.
Allí,
en aquel lugar que te encontraras,
reconócete,
entonces,
falto de ti.
Déjate
enseñar,
entonces,
a dar amor
y a dar cariño,
a dar ternura,
a ser razonable
y a recubrirte de la humanidad
de los demás.
Déjate enseñar.
El mundo,
el universo,
no se han confabulado
en contra de ti.
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