
Te quiero tanto,
que la lluvia
la convertiría en fuego,
y el fuego en estrellitas de nácar
para adornar tu pelo.
Te quiero tanto,
que ni la voz
me sale del cuerpo
para decirte Te Quiero.
Tanto Te quiero,
que se me escapa el amor
de mi sangre a tus venas,
navegando, a rumbo fijo,
por entre los entresijos
de tu vida.
Y entre tanto y tanto,
el cielo se nos hace cómplice
y se desmadeja
entre arrullos y silencios,
entre brisas de albahaca,
azahar y yerbabuena.
Te quiero tanto, amor,
que si me mintieras,
todas tus mentiras
las convertiría
en verdades.
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