
Es el Tiempo
el único camino
por el que, por mucho
que nos empeñemos
en no andar,
él,
nos anda
y día a día
nos trajina
y nos empuja
y nos arrastra
por detrás
y por delante,
mostrándonos,
como en escaparates,
toda nuestra vida.
Clavándolos
en las retinas
de nuestro corazón.
Arrugas,
canas,
vista cansada,
manos llenas
de experiencias.
Espinas,
flores,
ajenjo y yerbabuena.
Amor
y desamor.
La vida pasa.
¿Es la vida
quien por nosotros
pasa,
o por el contrario,
es nuestro paso
firme
el que pasa
por la vida?
Y no hay
vida peor
que comer
solo,
cada día,
frente al televisor.
Cucharadas
de sopa boba
cayendo fideos
del plato
a la boca,
como caen
las hojas de almanaque
cada fin de mes.
Como caen
las mariposas
muertas,
sin sus alas
a la tierra.
Por lo menos,
existe
el mando a distancia
que, como muñeca sexual,
obedece
sin rechistar.
Lo jodido es,
cuando le faltan las pilas
o algún contacto
falla.
Es entonces
que hay que darle
unos azotes
en sus partes,
o sea,
en el compartimento
de las pilas.
Y mientras tanto,
entre cucharada y cucharada,
el tiempo
nos anda.
A la chita callando
nos va andando
entre recuerdos
escondidos
en los michelines.
Nos anda
entre sonrisas,
entre lágrimas.
Nos anda,
entre agarrarnos a la vida.
Entre aferrarse al pasado.
¡Anda,
que si nos anda!
Pero,
aunque el tiempo
me ande,
mientras me anda,
yo,
ando.
…..ooOoo…..
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