
Virginia Woolf dejó, antes de suicidarse, varias notas por
toda la casa. La de su marido, una bella carta de amor, decía lo siguiente:
Siento que voy a enloquecer de nuevo. Creo que no podemos
pasar otra vez por una de esas épocas terribles. Y no puedo recuperarme esta
vez. Comienzo a oír voces, y no puedo concentrarme. Así que hago lo que me
parece lo mejor que puedo hacer. Tú me has dado la máxima felicidad posible.
Has sido en todos los sentidos todo lo que cualquiera podría ser. Creo que dos
personas no pueden ser más felices hasta que vino esta terrible enfermedad. No
puedo luchar más. Sé que estoy arruinando tu vida, que sin mí tú podrás
trabajar. Lo harás, lo sé. Ya ves que no puedo ni siquiera escribir esto
adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que debo toda la felicidad
de mi vida a ti. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno.
Quiero decirlo -todo el mundo lo sabe. Si alguien podía haberme salvado habrías
sido tú. Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir
arruinando tu vida durante más tiempo. No creo que dos personas pudieran ser
más felices que lo que hemos sido tú y yo. V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola y Gracias por tu comentario.