Fueron los años, uno a uno paseando por la vida. Derechitos, sin desviarse ni perderse entre recovecos. Derechitos. Y su corazón, entristecido de tanto ver a su alma sufrir, perdió el interés por vivir. Miles de hojas rojas palidecieron. La Musa resbaló entre espinos de desesperación por vivir aquella muerte. Y la muerte vivió.

las manos rotas
de huesos astillados
no escriben nada
(No amén)
batalla blanca
en un papel sin sangre
que nada grita
(No amén)
impertérrito
sucumbe entre lineas
sin agonía
(No amén)
no quedan soles
que calienten el cuerpo
que duerme en soledad
(No amén)
cada palabra
perdida en la garganta
queda en el aire
(No amén)
como el amor
sin amante perfecto
muriendo siempre
(No amén)
Rompo la flor
y esparzo su perfume
entre oraciones
(Amén)
tu alma quizás
se apropie de su aroma
en otra vida
(Amén)
amén y amén
sea por siempre amén
para el poeta
las manos rotas
de huesos astillados
no escriben nada
(No amén)
batalla blanca
en un papel sin sangre
que nada grita
(No amén)
impertérrito
sucumbe entre lineas
sin agonía
(No amén)
no quedan soles
que calienten el cuerpo
que duerme en soledad
(No amén)
cada palabra
perdida en la garganta
queda en el aire
(No amén)
como el amor
sin amante perfecto
muriendo siempre
(No amén)
Rompo la flor
y esparzo su perfume
entre oraciones
(Amén)
tu alma quizás
se apropie de su aroma
en otra vida
(Amén)
amén y amén
sea por siempre amén
para el poeta

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