Siempre habrá un refugio
bajo las hojas de otoño
para escribir en ellas
poemas de amor.
Siempre habrán
azoteas que tengan
sus sábanas blancas
flameando al sol,
regalando aromas
a lavanda y espliego,
a limpio,
a flores en primavera.
Y en esa sensación de flotar
en el inmenso infinito,
me dejaré perder
entre sueños del ayer.
-He oído decir,
que toda la vida
pasa ante tus ojos,
como en un suspiro-
Llegado hasta aquí,
ya no podré regresar atrás,
volver de nuevo
a enamorarme de Ella,
-hermosa tentación-
porque sé, que Ella,
ya no estará
por mucho que grite a los
vientos
su nombre.
-La otra,
la que ahora me lleva
siempre ha tenido
las manos, tan largas...
Y yo tan chico-
Las monedas
serán dadas al barquero
y el viaje hacia la otra
orilla
comenzará, inexorable,
sin poder detenerlo.
Mi pequeño yo quedará atrás.
Pero mi alma, mi yo
grande e infinito,
seguirá viajando conmigo.
.....ooOoo…..