G--Buenos días Blas. Despierta, dormilón
B—uhmmm?...Buenos días, Ginés.
G--Qué tal la noche?
B--Bueno, este invento del colchón Reissss Cartón es una maravilla. Y tú?
G--Pues ya ves, nenico, yo no tengo tu suerte. Mis cartones son de catre a la antigua usanza...Pregúntale a mi espalda. A ver, a ver... Mira!, Güiston... aquí pone Güiston!
B--Ya, no recuerdas que los recogimos anoche del contenedor de la esquina del estanco de Lucas, cuando nos conocimos?
G--Ya, cómo no lo voy a recordar. Y a la pandillica esa de hijoputicas que se metieron con nosotros, que por poco nos dan una paliza, menos mal que pasó la pasma y nos echo una mano.
B--Bueno, tío, cambiando el tema... Qué vamos a desayunar hoy?
G--Y yo qué sé. Te quedan sobras de ayer noche?
B--Espera que mire en la bolsa... Me cagonla!!! ya melanrobao!!!... Serán cabritos!
G--O han sido las ratas, hijo, que en estos edificios abandonaos, ya se sabe.
B--Joder, tío!, que era el pollo asao de ayer que me regalaron en un bar... menos mal que no sanyevao el tetrabrí de leche, que lo tenía liado en la bolsa.
G—Venga, mira. Qué te parece si vamos al bar del José Luis y que nos invite a un asiático? La primera vez que me lo oyó decir, no sabía lo que era.
B—Asiático?... Pues yo tampoco lo he oído nunca.
G—Sí, es como un café con leche con coñá, pero más rico, lleva leche condensada, canela, un grano de café... Está que te cagas de rico?
B--Así, sin comer nada, nos vamos a meter eso en el cuerpo.? Además, tas visto como vas?... Cómo vamos?
G—Pos pijo! y cómo quieres que vayamos?... Si quieres, llama al mayordomo y que nos de un bañico despumica...con olor a rosas. No te jode!
B--Vale, tampoco es patanto...Oye Ginés, hablando de roña y porquería...
G---Dime.
B--Tú, cuanto tiempo llevas en la calle?
G—No sé... No sé ni la edad que tengo.... Lo único que recuerdo es que mi hija tenía... creo que unos cinco años cuando mi mujer me echo de casa.
B—Coño! Que tu mujer...?
G—Si, nene, sí. Llegue a casa y me dijo que ni entrara, que ya tenía la maleta prepará desde no sé cuantos meses, y que la agarrara y me fuera de casa.
B—Por..?
G—No te lo vas a creer. Pues porque le dije que iba a por tabaco y... y no aparecí hasta seis meses después!... je!...Qué jodio!
B—Venga, no me jodas! esa historia está ya muy pasada.
G—Ves?, ya te lo decía que no te lo ibas a creer. Pues sí, es verídico, y sabes?... meinporta un pìjo lo que pienses... No tengo que convencerte de na.... Bueno, pues ya te digo, mi hija entonces... cinco añicos o por ahí, y yo tenía... creo... unos treinta y dos o treinta y tres... Pues echa cálculos. Que ahora tengo... vaya, cuántos tengo?... Pues unos cincuenta y cinco, creo, si no me falla la memoria... que a veces lo dudo.
B—Vale.
G--.Pues eso... Y tú, nene?... porque muchos años no creo que tengas... como mucho vinticuatro o vinticinco.
B—Treinta y dos.
G—Joé!, to un personaje! Mi misma edad cuando vine a parar al cielo raso. Y se puede saber cuantos en la calle?
B—Tres meses.
G—Bienvenido al clú.
B—Gracias!
G—No, no. No tengas tanto entusiasmo. Parece que a ti te viene la cosa por vocación, no?
B—Bueno, un poco. No aguantaba a los viejos y... y me las piré.
G—To un hombresico!... Sí seño!
B—Oye, que parece que vas de coña conmigo.
G—Qué quieres que te diga, chaval?.... Hablando ya en serio, no me parece nada bien que tayas pirao de tu casa por esos motivos.
B—No me jodas, tío! Estar fuera de su casa abandonando a mujer e hija por... por comprar tabaco o ... por lo que fuera, esos sí son motivos?...Anda ya!
G—Lo de comprar tabaco fue una excusa. Me dí el piro a Pamplona. Me entusiasmaban los Sanfermines, y...
B—Tú, lo que eres, es un jeta... Menudo estás hecho tú... Mira quién me está dando lecciones!
G—Y tú un niño mimao y consentio, que has estao chupando de la teta de tus padres hasta los treinta y dos tacos... Qué vergüenza!
B—Porque ellos han querido.
G—Porque te has aprovechao de su debilidad, que con treinta añicos... ya, ya!
B—La que me han transmitido.
G—Valiente sinvergüenza questás hecho tú!
B—Serás viejo impertinente y desalmao, en dejar a tu mujer e hija abandonadas!!!
G—Y tú, qué me dices de abandonar a tus padres?
B—Pero bueno, en qué quedamos? Pues no me estabas diciendo más o menos que si era un parásito a costa de mis padres?
G—Ya, pero hay que salir de la casa de los padres de otra forma... por ley natural de vida... Coño, pa casarte o algo así!
B—Mira Ginés, sabes lo que te digo?
G—Tú dirás. Soy to orejicas... no las ves?... Mira, mira... jejeje
B—No me hace gracias. Y te digo, que los mismos meses que yo llevo, los has llevado tú, y una porrá más... Que no merece la pena que discutamos por... pues por estas cosas que en el fondo, aunque no queramos reconocerlo, nos están jodiendo... Que ojalá yo no tenga questar los años que llevas tú en la calle... Que en el mismo camino me veo.
G—Siempre hay una esperanza. Yo, a mis cincuenta y cinco años (creo), aun la conservo.... Todavía mantengo el sueño de que, cuando me esté muriendo tirao por algun picoesquina, venga mi mujer y me diga: “Ginesico, ven pa casa que te cuide”... Porque, sabes, si no me cuida ella, no me va a cuidar nadie.
B—Mira queres jodio y puñetero, Ginés! Cuidarte dices?... un palo en tol lomo te daba yo
G—Blas, queres mu joven y te voy a endiñar yo primero en to lo alto el coco con un ladrillo, eh?!
B—Vale, vale, lo retiro... Oyessss, que venga!, que nos vamos a sacar unos eurillos aparcando coches y después a tomar un café pagao... te vale?
G—Me vale! Y después, nos vamos a la plaza del monolito, a ver a las titis pasar, questan todas mu bonicas con esas camiseticas de tirantes finicos y las teticas sin sostén... Y que no sé donde coño se esconden en el invierno, que no veo a ninguna... Hijo, parece que salen al buen tiempo, como las polillas a la luz... y en invierno, hala!, a la cueva como los osos!
B—Serás viejo verde, tío! Son las mismas que ves con abrigos y botas hasta la rodilla
G—Anda, pos pijo! claro!... ya decía yo!... Y seguro que en sus casas llevan calcetinicos a rayas hasta las rodillas... desos pa meter los dedicos. Hablando de todo un poco, cincuenta y cinco años, no es ser viejo... Mayor, maduro, te lo admito, viejos: los zapatos.
B—Vamos, viejo verde!
G—Vamos, nenico mimao! ...
B—De dónde eres Ginés.
G--De Cartagena, de la tierraelpijo! es que no sanotao?
B—Ah!, de Murcia. Dicen que es Murcia la tierra del pijo.
G—Me da igual, yo, de Cartagena!...Acho-Piiijo!... a s i a t i c o.... En Murcia se llama belmonte, pero no lo saben hacer tan ricos como en Cartagena... lo inventamos nosotros, y tiene su vaso especial pa la medida de la leche condensada.
B—... Ya!. Y qué haces tan lejos de tu tierra?
G—Y tú?
B—Joé!, Ginés, pareces gallego. Yo vivo a unos doscientos kilómetros de aquí, y hacer...me imagino que lo mismo que tú.
G—Ya!
B—Pues eso.
G—Pues vamos.
Ay, qué relatico de mi Guillermo...
ResponderEliminarY es verdad que, a veces, la gente que está en la calle lleva muchísimo tiempo allí...
Y tb es verdad que mucha gente llegó allí sin saber muy bien qué pasó en su vida para terminar así...
Así empieza el lunes, niño?
Hay que ver...
Besos-Besicos.
El mas mayor porque se fué a por tabaco, pero el joven, si se quiere independizar no le queda mas narices que acabar en la calle, porque un piso ¿quien se lo compra?. Un beso Guillermo
ResponderEliminarLourdes... Esta conversación es del año pasado o el anterior... no recuerdo bien, y la semana pasada viendo callejeros, ví un programa que me lo recordó.
ResponderEliminarVivir en la calle es tremendo... tremendo.
Besicos, niña... besicos.
Isabel... El piso... que se vaya con una viuda rica... que digo yo... jajajaja. No, en serio. Es triste, pero así nos van las cosas.
Un beso para tí.
Besicos.
:D Pues para vivir en la calle están animados y con un humor espléndido, ¿eh? Es como si estuvieras trazando la personalidad de dos personajes de un corto :)
ResponderEliminarAbrazos
Un relato genial,cruel como la vida misma y con esa chispa de locura que tanta falta hace para salir adelante en esta vida que nos ha tocao vivir... Mi abuela también decía siempre ¡¡pos pijo!!! me has arrancado una sonrisa al recordarla...
ResponderEliminarBesitosssssssss
Adr... Dos almas distintas que se encuentran en un mismo vértice... la calle y un diálogo mañanero para tomár con ánimo el día.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mar... Es que, si de vez en cuando no sacamos a pasear al "locoplaya" que todos tenemos dentro... pos pijo!... qué sería de nosotros. :))
Besicos.
Guapo pasate por casa que hay un regalito para ti ;)
ResponderEliminarBesitosssssssssss
Mar... A cualquier "cosa" llamas guapo... jajajaja... Voy.
ResponderEliminarBesicos.
Entrañables Blas y Ginés, y entrañable el narrador.
ResponderEliminarBesicos, te los mereces.
un diálogo muy logrado, muy creíble.
ResponderEliminarbicos,
pena que haya tantos y tantos así... es la dura realidad.
ResponderEliminarbicos,
LoyLo... y Bonicos vosotros... y los lectores :)
ResponderEliminarBesibrazos.
Aldi... Los Sinhogar o Homeless que les llaman en inglés.
Yo hace mucho que dejé de sentir pena por estas cosas... más bien un cierto sentimiento hacia la propia sociedad y el sistema del que dejamos que nos amamante con su leche amarga. Pero claro, mientras nos engorda la barriga...
Besicos... Cuídate
Guille, en algún punto tu relato me hizo acordar a la canción del Nano, cuánto nos saben doler los desamparados.
ResponderEliminarBenito / J M Serrat.
Al verle caballero, le dije aquí al Benito:
"...Ese es de los que nunca niega una ayuda..."
No deje que le engañe mi abrigo descosido...
Paso por una racha negra y peluda
pero tengo mi casa, no soy un muerto de hambre,
sólo que últimamente ya no la empleo.
No soy como el Benito... Tengo familia, sabe,
aunque hace mucho tiempo que no les veo.
Si es su gusto invitarme tomaré una copita...
Hace un frío que pela por esas calles.
Acércate Benito, el caballero invita...
Ponga dos de lo mismo y Dios se lo pague.
Tanto tienes, tanto vales
y pare usted de contar.
Hoy respiramos,
mañana dejamos
de respirar.
Como le iba diciendo, fue el cabrón de mi yerno
el que me buscó la ruina y les comió el tarro
a toda la familia... Que si esto, que si aquello...
Mentiras, se lo juro... ¿Me invita usted a un cigarro...?
La gente, jefe, es mala y el mundo, un desatino.
Mire, sin ir mas lejos, este sujeto
vendería a su madre por un cartón de vino.
¡Siéntate aquí Benito y estáte quieto!
¿Otra copita...? Bueno. ¡Por la gente rumbosa!
Este clarete abre el apetito.
¿No le apetecería comer alguna cosa...?
El cuerpo lo agradece. ¿Verdad Benito...?
Despiértate Benito... Se nos mojó la leña
y así no hay quien encienda un fuego decente.
Baja crecido el río... Ya cubre hasta las peñas...
Tendremos que mudarnos bajo otro puente.
¿Sabes Benito? anoche, tuve un sueño virguero.
Me la pasé de charla y tomando copas
en un sitio divino, con todo un caballero
y tú también venías Benito... Y había sopa
y gambas y chuletas y alubias con chorizo
y café, copa y puro... Como en los buenos tiempos
¿Benito... No me escuchas...? ¿Qué te pasa Benito...?
No vayas a morirte. No me hagas eso.
Y pare usted de contar...
Hoy respiramos,
mañana dejamos
de respirar.
No creo que te importe que encima de los míos
me ponga para siempre tus calcetines.
Al fin y al cabo, amigo, tú ya no tienes frío.
Perdona que te deje, sigue creciendo el río.
Un abrazo.
Sabes, amigo Carlos...
ResponderEliminar...
Hoy respiramos,
mañana dejamos
de respirar.
...
Y es que, respirando tenemos que ser conscientes de disfrutar la vida, a pesar de los golpes que recibamos porque, si encima de recibirlos, nos apocamos, maldita vida, la que llevamos.
Te parece cumpa???
Un gran abrazo.
¿Todavía siguen estos personajes sin piso?. Por cierto, dile a esta pareja que los asiáticos los hacen muy buenos en la Manga, y no les pilla muy lejos. Ah¡, y que sepas que te dedicado un post. Un beso
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ResponderEliminarIsabel... Que me dedicas un post?!!!... Qué bonica... Voy payá
ResponderEliminarBesicos.
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