¿Recuerdas? Yo estaba sentado en la arena, sin toalla , y a pesar de aquel idílico lugar solitario, estaba algo tímido y desconfiado. Sí, allí estaba yo concentrado en mi libro de poemas que no recuerdo el autor, pero sí que eran poemas chinos traducidos al castellano. Un libro pequeño al uso, de pastas moradas y letras doradas. Junto a mí, los vaqueros y una camisa a cuadros bien doblados sobre las chanclas.
--Hola –me saludaste.
--¡Hola! –te respondí sorprendido. No podía entender cómo pudiste llegar a parar allí.
--¿Tú eres el chico del restaurante?. Te he reconocido al llegar aquí y, como estoy de vacaciones, y es la primera vez que vengo a esta zona de levante…
Sí, en aquellos años y en aquel pueblo playero, solo había un solo restaurante. Fíjate ahora, todo plagado de edificios, bares y restaurantes por todos lados.
--¿Y qué quieres de mí? –respondí y sobre todo, ¿cómo has llegado aquí?
--Hijo, más claro, agua. Pues que si no tienes inconveniente, podrías enseñarme el pueblo… No sé… ¿Tal vez conocernos, entablar una amistad...? La verdad, y perdona, este pueblo es tan aburrido.
No me respondiste cómo llegaste a encontrarme.
Tú venías de Barcelona y, claro, allí estabais cerca de Francia, Andorra… Yo no había salido en toda mi vida de aquel pequeño pueblo… Bueno, sí, a Madrid en autobús, a conocer a unos tíos que habían venido de Cuba y habían hecho fortuna. Vamos, que me pusiste colorado y enseguida me puse los calzoncillos y el pantalón. Y tú seguías allí, desnuda, con un blusón verde en la mano y calzada con unos zuecos.
--Te repito, que ¿cómo me has localizado? –volví a preguntarte, ya que a aquella cala solo se podía acceder por mar o por un sendero que se perdía entre juncos y matorrales para acceder a una pequeña cueva, la cual conducía a la propia cala- Posiblemente lo descubriste -deduje.
Yo huía allí de vez en cuando, me desnudaba, tomaba el sol en libertad, a la vez que leía algo.
--Vale, te he seguido.
…
Y desde entonces, mi amor, nos hemos seguido el uno al otro toda nuestra vida.
--Te Quiero. Feliz Aniversario.
--¿Un Chapuzón?
--Vale, pero no corras que ya sabes lo que me ha dicho el médico.
Preciosisimo el relato Guille de esos recuerdos tuyos de juventud, de verano y de amor duradero... haces bien volviendo a esa playa, aunque ahora ya no es ni será la que era, pero haces bien, pese a los cambios del pueblo y la invasión de hoteles, restaurantes, apartamentos... ¿y cómo no volver, verdad?, esa playa es pura vida, chiquillo. Enorabuena, corazón
ResponderEliminarMil besotes de los gordotes
Yo otra vez Guille, que se me ha olvidao decirte que me encanta la foto de la entrada... !me encanta!!!
ResponderEliminarOtros mil besitos gordotes
apm...Gracias, chiquilla... ;)
ResponderEliminarBesibrazos.
apm...Preciosa, verdad???
ResponderEliminarMil besibrazos... Buffff... me voy a cansar... jajajajaja
cual es la cala ?? a ver si me siguen....
ResponderEliminarNoel...Me parece que ellos van a su rollo... son demasiado jóvenes en espíritu para tí... jeje
ResponderEliminarUn Abrazo.
Eso es lo que tiene el amor: libertad sin barreras. No hay obstáculos cuando se ama, los límites desaparecen o se transforman en escalones hacia la felicidad...
ResponderEliminar¡Qué dulzura de relato!
Muchos besibrazos enternecidos :)
Y ese fue el principio de una gran amistad o... Llamémosle "x".
ResponderEliminar;)
Besos-Besicos, Guillermo!!!
Liliana...Ah!... Felicidad para dos a esa edad. Tiene que ser tocar el cielo.
ResponderEliminarBesibrazos
Lourdikas... Tú eres la lectora, presiosa, a tu gusto el final. Tú mandas.
Besibrazos.
Un relato lleno de amor porque la edad no tiene límites para amar.
ResponderEliminarUn beso.
María...Cierto... y si hay amor, cariño y lealtad a esa edad, si puede existir la felicidad.
ResponderEliminarBesibrazos.
Hola, Guillermo:
ResponderEliminarRecordar es vivir, sigue viviendo así.
Abrazos.
un precioso relato, me ha sabido a mar y a cuerpos cálidos, y a (es curioso) a resistencia, quizá por la foto, a resistencia ante la vida y las amarguras que trae, a ilusión bien conservada
ResponderEliminarun saludo, y disculpa la intromisión
¡¡qué romántico!!
ResponderEliminarMe encató la entrada (foto y texto)
besos
Muy romántico, qué linda tus letras y la foto acompaña de maravilla. La música de tu blog, para no irse de él.
ResponderEliminarUn abrazo como el de la foto.
Andri
bonita historia, me gusta el sabor salado del mar que lo impregna y la tristeza del paso del tiempo.
ResponderEliminarcartagena da para muchas cosas y si esa playa es cala reona en su tiempo o algo así mejor.
un abrazo
¡Que ternura, por dios!
ResponderEliminar¡Que desnudo, largo y limpio amor!
Un abrazo
Mercedes
así seremos Congo y yo cuando seamos mayores, parece que escribieras la historia para nosotros, que si bien no nos conocimos así, tú ya sabes que nos encanta el naturismo.
ResponderEliminarbiquiños,
Aldabra
¡que bonito!
RAFAEL...Gracias por tus palabras de ánimo
ResponderEliminarUn abrazo
maslama...¿intromisión??? Por favor, quien aquí entra puede considerarse amig@
La fortaleza del alma es juventud para toda la vida.
besibrazos
Miryam...Y tú sabes que mencanta cuando vienes por aquí. ;)
besibrazos.
Andri... Muchas gracias. Siempre bien recibida y tb otro abrazo igual, pero además:
Besibrazos.
Menalcas...No, no es Cartagena, aunque si quieres, con la imaginación lo puedes todo.
Gracias
Abrazos
Mercedes...Es precioso llegar a la vejez con esa forma de vivir, de amor...
Gracias
Besibrazos.
Aldi...Ojalá sea, y así se cumpla. Es mi deseo para vosotros si así lo queréis.
Muchos Besibrazos.