
Aquella mañana me desperté
y me sentí en soledad.
No estabas
a mi lado
y junto a mí.
Miré
sobre tu mesita de noche
y vi,
sobre tu mesita de noche
y vi,
la vieja lámpara
que tanto amor
nos alumbró
con su tímida luz.
Vi, que dejaste
tu pecho
en el que, confiada,
guardé
mis anhelos,
tu pecho
en el que, confiada,
guardé
mis anhelos,
mis risas
y suspiros preocupados,
mis pesadillas,
mis sueños de colores,
mis fantasías.
Me vi
abandonada
de toda esperanza,
que yo había puesto
en una vida siempre contigo.
Allí dejaste
mis alas hechas añicos,
como cántaro
estrellado sobre adoquines.
Y me dejaste
tus toses después de fumar,
abandonada
de toda esperanza,
que yo había puesto
en una vida siempre contigo.
Allí dejaste
mis alas hechas añicos,
como cántaro
estrellado sobre adoquines.
Y me dejaste
tus toses después de fumar,
tus insomnios,
tu libro sin acabar,
y aquel viejo despertador
y aquel viejo despertador
a cuyo odioso tic-tac
me costó tanto
acostumbrarme.
Me dejáste
como novia en el altar,
vestidita de blanco,
después de un millón de años
siendo novios.
Volví a mirar
a tu mesita de noche,
y cerré los ojos.
Quise pensar,
sin lograr
pensar
en nada
Me dejáste
como novia en el altar,
vestidita de blanco,
después de un millón de años
siendo novios.
Volví a mirar
a tu mesita de noche,
y cerré los ojos.
Quise pensar,
sin lograr
pensar
en nada
De nuevo
cerré los ojos
cerré los ojos
y escuché el llanto
amargo de mi corazón.
Me deshice de nuestra almohada,
para que no quedara
para que no quedara
el más mínimo resto
de aquellos sueños
que tanta vida y felicidad
me dieron,
y ahora tanto dolor
me causan.
Y ahora
cerraré las ventanas
cerraré las ventanas
y echaré las cortinas.
Y ahora,
con nuestras sábanas,
con nuestras sábanas,
haré tiras
que convertiré en mortajas
para envolver
cualquier rayo de luz
que quiera entrar
a través de las rendijas
de esta casa.
de esta casa.
Las mismas sábanas
que tantas noches
acariciaron nuestra piel.
Y ahora,
cerraré la puerta
cerraré la puerta
y le pondré cien candados,
no sea que de nuevo
quiera entrar
el duende del amor.
…..ooOoo…..
Bueno...no digo que no sea hermoso...pero porque en femenino? No ves que así me confundo y no se si te estoy leyendo a ti o es de otra persona...Mi cabeza ya es muy mayor para poneme a descifrar jejej...besitosss
ResponderEliminarEsto es así, Diva. Pero que soy yo, eh?... jeje. Me gusta ponerme, a veces, en la piel de los demás. Veo sus caras, sus gestos, la escena en sí. Pequeñas historias de lo cotidiano en seres tangibles, que existen, que sufren y padecen, que lloran, que ríen... Nada complicado. La vida misma.Como ya he dicho, a veces, me gusta ponerme en el pellejo de los demás. Sentirlos. Bue, y muchas cosicas más. ;) Ya sabes que no me gusta explicar mis poemas.
EliminarBesicos, Niña.