Hay Una Bruma Espesa

 

Hay una bruma espesa
que me impide verte.
 
Y aun así,
tu mirada me atraviesa,
y me congelas el alma.
 
Y a pesar de que ando descalzo
y tus huellas me conducen
hacia un horizonte
de cristales rotos,
tengo la necesidad de seguirte.
 
Es espeso y ardiente el aire
que a mis pulmones llega
y penetra sin llamar,
sin pedir permiso.
 
Que yo quisiera no respirar,
pero sin querer,
respiro,
porque te necesito.
 
Qué ironía.
 
Hoy,

tampoco puedo hablar de amor.

 
Y aún sin poder,
estoy hablándote de amor.
 
Es mi condición.
 
¿No entiendes
que me dueles,
Vida,
de tanto amarte;
que en mis sueños,
se alborota y desborda
la alegría de tenerte
y sentirte a mi lado:
plácida, abrazada a mí,
soñolienta, reposada...?
 
¿No lo entiendes?
 
Pero tan sólo es un sueño,
quimera, utopía,
algo intangible, etéreo.
 
Cigarrito de la risa
que dibuja con su humito,
dibujitos de ilusión.
 
Hoy,
no puedo hablar
de amor,
ni siquiera respirar.
 
Y a pesar de todo,
aquí estoy,
respirándote sueños de amor.
 
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