Buscaba un collar entre las ropas viejas almacenadas en aquel baúl, que antaño perteneció a su abuela. Era un collar de perlas; de aquellas perlas que con el tiempo se iban poniendo amarillas. Quería ir bonita, sí, como su abuela en aquella foto color sepia que tenía guardada en la caja de sus tesoros más preciados. ¡Lo encontró!. Y así, con su collar al cuello, vestida con pañuelos de su madre y, una pamela vieja en su cabecita, corrió feliz al espejo de la habitación de sus padres a ensayar aquel poema que tendría que recitar en la obra de final de curso.
termina el cole,
las vacaciones llaman,
llega el verano.
(Quiero recordar, una vez más, que la prosa inicial no siempre tiene que ver con el Haiku en sí. Es un mero capricho. mío, de ahí "ProsHaiku")
Alegres y entrañables momentos
ResponderEliminarGracias!
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