Este relato consta de dos partes. La segunda la publicaré el Lunes... Espero no aburriros y que os guste.
El tic-tac de aquel reloj de pared, rebotaba macabro entre las paredes de la habitación apenas iluminada por un flexo del que colgaba un pañuelo de cuello, atenuando su luz azul. Sobre el sillón de cuero marrón con orejeras, descansaba una figura recostada, laxa, mortecina, con los brazos colgando por fuera y las piernas abiertas y extendidas. Una botella de wisky, a modo de perrito faldero, descansaba vacía medio asomando bajo el sillón. El reloj marcaba las 3:30h de la madrugada. La noche refrescaba sus calles con una suave brisa proveniente del mar, mezclada con cierto olor a azufre.
--¡Hija de la gran puta! –dijo en voz alta.
Aquella figura apoyó sus manos en los brazos del sillón y se impulsó hacia delante levantándose de un salto, no sin tambalearse por los efectos del alcohol. Sin apenas abrocharse la camisa, agarró de un manotazo las llaves del coche que estaban sobre la mesita de mimbre de la entrada, salió de la casa y bajó hasta el sótano donde tenía aparcado su coche. Subió al vehículo, arrancó y lentamente se dirigió a la salida. Paró al principio de una corta pero empinada cuesta donde, al final, se encontraba la puerta de acceso a la calle. Pulsó un interruptor rojo en la pared y aquella puerta subió hacia arriba. La luz de la farola de la acera le invitó a salir. Presionó varias veces el acelerador haciendo rugir el motor como si llevara búfalos desbocados en vez de caballos dentro de él. Apretó el embrague, metió la primera a la vez que pisaba el freno y el acelerador. Un fuerte acelerón mantenido y una suelta de embrague y freno a la vez, hicieron que literalmente el coche saliera como una bala y volara hacia la calle sin rozar la acera. Nada más tocar con las ruedas en el asfalto, frenó en seco dando un volantazo hacia la derecha y se perdió, hecho una exhalación, camino hacia la zona de bares del puerto.
Aquella avenida rectilinea, a esas horas, era una tentación. Tres anchos carriles y dos kilómetros y medio de carretera solitaria, llena de intersecciones y semáforos, no era para menos, así que se dijo que por qué no, y comenzó a acelerar hasta poner el velocímetro a 220. Aquella aguja del demonio parecía que le marcara la dirección del infierno. ¿Qué tenía ya que perder? A su paso, las palmeras de las aceras se difuminaban, las luces de las farolas alargaban sus aces de luz como queriendo competir en aquella loca carrera. De repente, una sirena se oyó no muy a lo lejos. Sin duda, la policía municipal. Aminoró la velocidad hasta 120 k/h y, cuando ya casi tenía encima al coche policial, aceleró y salió de la avenida en la primera intersección hacia la izquierda por dirección prohibida, perdiéndose entre callejuelas, no sin golpearse en el costado con algún que otro vehículo estacionado. La persecución duró lo suficiente como para que la policía no pudiera alcanzarlo por aquellas callejuelas del casco antiguo.
Estuvo vagando sin rumbo durante un tiempo indefinido. No tenía noción del tiempo. Sin saber cómo, ahora se encontraba parado en medio de un camino polvoriento. Era un descampado en una zona alta de las afueras. Desde allí se podía divisar toda la ciudad iluminada a sus espaldas. Una gran luna rielaba en un inmenso y oscuro mar. Delante, a unos pocos cientos de metros, un conjunto de pequeñas casas recibían luz con apenas unas pocas farolas. Estaba en el barrio de Santa Martica, donde ni la misma policía se atrevía a patrullar.
--Vaya puta mierda- se dijo y puso lentamente en movimiento el coche, dirigiéndose al poblado.
Una vez allí, entre aquellas chabolas, paró frente a una fachada roja, alumbrada por un luminoso verde en el que se leía “Bar La Buena Vida”, y se paró.
–¿La Buena Vida? –se preguntó- ¿Qué jodienda!- se dijo en voz alta.
Bajó del coche dejando las llaves puestas y sin cerrar la puerta. Miró nuevamente el luminoso verde, esbozó una sonrisa irónica y se encaminó hacia el interior del local. Una puerta de doble hoja, de madera vieja, que pareciera necesitar más de una y dos manos de pintura, daba paso a una pesada y roída cortina granate de imitación a terciopelo. La apartó y entro en una amplia sala medio a oscuras con unas cuantas mesas bajas rodeadas de pequeños sillones. Unos cuantos reservados se encontraban a izquierda y derecha de aquel espacio. Al fondo estaba la barra con algunas cuantas chicas, las cuales conversaban o sobaban a sus clientes, o eran sobadas por ellos. Un ambiente espeso de humo y olor a alcohol agrio, impregnaba el ambiente. Se encaminó a la barra y, conforme avanzaba, se notó observado. “Solo ante el peligro”,pensó. Se sentó en un taburete junto a una chica rubia, alta y de ojos claros. Ella, como el resto de chicas, mostraba la misma sonrisa comercial que pudiera presentarnos un director de banco al saber que íbamos a hacer un ingreso millonario en su entidad. Ella, al igual que el resto de las chicas, mutilaba su vida poco a poco en la máquina trituradora de vidas. Ella, queriendo morir, se aferraba a la esperanza de que, cualquier día, pudiera llegarle su príncipe azul... Pero queriendo morir.
--Hola cariño. ¿Me invitas a una copa? –dijo ella con un acento claramente del este de Europa-
--Y tú, ¿me das un cigarro?
--No fumo. Hace un par de años que lo dejé.
--Joder, hasta aquí ha llegado la concienciación hacia la salud pública. Vaya ironía de la vida. Por lo menos podrías llevar en el bolso para ofrecer a la clientela, vamos, digo yo.
Ella lo miró con desprecio de arriba a bajo. Inmediatamente volvió a sonreír y se le acercó, tanto, que podría mordérsele aquel asqueroso perfume barato.
--No tengo porqué, pero si quieres... -y sin más, comenzó a meterle mano en el “paquete”- Si quieres, nos echamos un polvo arriba. Allí sí tengo tabaco.
...
Continuará el lunes próximo... Buen fín de semana.
Besibrazos.
"La Buena Vida"...
ResponderEliminarNo se lo cree ni él, vamos.
Pues mira, Guillermo, esperaremos ansiosos al próximo lunes,
que siempre nos quedamos esperando los desenlaces de las cosas.
Cómo te gusta hacernos sufrir, eh?
jajajajajaj
Besos-Besicos!
You rock my world.!! Auuu!
jajajaja
muy buena historia..
ResponderEliminarme gusta cómo se vá desarrollando y cómo dice lourdes..........
a esperar el desenlace!!!!
besos y buen finde
quiero el desenlace, me ha encatado el relato, Guille...
ResponderEliminarBueno, a ver cómo acaba... me has enganchado, mantienes la tensión...
ResponderEliminarBesicos
Que jodio eres!, y ahora, a esperar al lunes. Bueno, pues nada, hasta el lunes, buen finde. Un beso guapo
ResponderEliminarY yo que tampoco fumo...
ResponderEliminarsubirá no subiráZ?? no se pirerda el próximo capítulo. :)
Esperaremos, cumpa, esperaremos.
Un abrazón.
Lourdes... Haceros sufrir???... Mencanta!!!... jajaja... No, no mencanta, lo que pasa es que son 5 folios y he considerado que todo posteado iba a ser muy largo.
ResponderEliminarBesicos,. One.
Adri... La espera no es larga, no?
:)
Besicos.
MÁngeles... Vale, vale... lo tendrás, paciencia, paciencia. :)
Besicos.
Belén... Relájate, que deso por tu profesión, debes saber un montón... Por lo de la tensión, digo. :)
Besicos.
Isabel... Joio mejor, como decimos por los sures-surestes. jeje... Wapa tú.
Besicos.
Carlos... No fumas?... Pero supongo que "por algún sitio" tendrás tabaco para ofrecer... vamos, por si alguna dama fuma. Esto... que digo yo... Si o si???
jajajaja
Un abrazón.
Guillermo, desde que no vengo a diario veo que ha subido "significativamente" la temperatura del blog... ¡Ay tienes alma de "comercial"! Dejando en suspenso a los lectores en el momento erótico te garantizas la audiencia después de la publicidad. ;)
ResponderEliminarOye... y la policía no le cogió la matrícula???? :))))
Un fuerte abrazo y cuidado con la " buena vida", poeta.
Elbi... Vaya, vaya, con que la matrícula... jajaja... eso es una cosa que lo dejo a la imaginación del personal... Es igual que... Cuando van a hacer pipí en las pelis???... En algunas, sí, pero en la mayoría... qué?... jeje.
ResponderEliminarBueno, pues es que, resulta que... esto... No, no puedo decirte lo de la matrícula, porque entonces desvelaría el final... Asina que... A esperar.
Besicos desde un mundo paralelo.
la espera no es larga!!!
ResponderEliminartengo paciencia..jajaja
besos y buena semana
Hola Gillermo: Ante todo muchas gracias por tu visita y por tu comentario ¡gracias!
ResponderEliminarEspero a mañana lunes para ver el desenlace de esta historia, espero que mi trabajo de abuelo me deje tiempo para ello.
Un fuerte abrazo
Adri... Sí, paciencia... Te cuento un chiste?... Vale, gracias
ResponderEliminar--Señor -decía un hombre- dame paciencia, por tu misericordia dame paciencia... ¡¡¡PERO QUE SEA YAAAAAA!!!
... jeje... Le hacía falta, no?.
Ya queda menos de 24h... jeje.
Besicos.
JuanEV... Tremendamente agradecido por tu visita... Todo un privilegio.
Gracias y espero que vengas más por aquí a verme-leerme, como yo pasaré por tu blog a verte-leerte.
Abrazos.
Genial y con fuerza :) Te felicito.
ResponderEliminarGracias por tu visita, niño. Besos
¡Muy bueno, Guille! Las imágenes de la historia son fantásticas, se pueden ver, se pueden palpitar, al igual que una película...
ResponderEliminarUn besico :)
PD: No lidiaré con la impaciencia simplemente porque lo estoy leyendo todo junto. Esta vez, el tiempo, en lugar de ser tirano, es mi aliado...
Silvia... Es un placer volverte a tenr por aquí. Gracias por tu visita
ResponderEliminarBesicos.
Liliana... Vaya, todo de un tirón... Sí, ya te he contestado primero en el pos siguiente :))
Besicos.