Aquella abuela, apenas unos metros antes de llegar a su portal, se paró, absorta la mirada en el piso diez del edificio colindante al suyo. Venía de la tienda de Juan, el verdulero de la esquina, de comprar unas bajocas y algunas hortalizas más, para prepararse un hervidico con pechuguicas de pollo para la comida; y si sobraba, lo guardaría para la cena.
Ambrosia vivía solica con su gata Paca; Paca, porque le servía a la vez para llamarla: “Pacaaaa... ven pacaaaá” Y la gata iba ufana a calentarse bajo el mandil de Ambrosia.
Pero Ambrosia se encontraba ahora aterrorizada en la acera de la calle mirando hacia el piso diez del edificio colindante al suyo. No paraba de mirar hacia arriba y la gente pasaba a su lado como si nada. Y eso que también miraban hacia arriba, pero como no advertían nada raro...
--¡Pero por el amor de Dios!, ¿¡ no se dan cuenta!? ¡Es que no ven que se va a matar! –gritaba ella.
La gente que a su lado pasaba, miraba de principio alertada, pero enseguida bajaban la mirada y sonreían meneando la cabeza como dando a entender que, aquella pobre vieja, no estaba muy cuerda. Y Ambrosia repetía una y otra vez, escandalizada de la indiferencia de la gente:
--¡¿Es que no ven que se va a matar?!
La gente seguía mirando hacia arriba y enseguida bajaba la mirada hacia ella y hasta incluso se reían, y algunos se preguntaban entre ellos si es que habría una cámara oculta.
Ambrosia no podía dar crédito a lo que estaba pasando. ¿Cómo era posible aquella manifestación de desprecio hacia lo que estaba sucediendo?. Y más en las fechas que estaban.
Ese día era 24 de Diciembre, pero para Ambrosia, solica ella en su casa y sin familia, resultaba un día más. Ya veis, un humilde hervidico iba a ser su comida y, tal vez, su cena de Noche Buena. De repente, Ambrosia soltó un grito desgarrador. Ahora sí que la gente de su alrededor miró hacia arriba y, por un segundo, nada por qué alarmarse, pero unas décimas de segundos después, todos aquellos rostros se convirtieron en la verdadera cara del pánico. Aquel muñeco de vestimenta roja, botas negras y gorrito rojo con una borla blanca en la punta, cayó a plomo desde el décimo piso del edificio colindante al de Ambrosia. Aquel muñeco no tendría más de 6 ó 7 años.
Aquel muñeco, en su caída, al tomar contacto con el suelo, produjo un ruido estremecedor, sordo, tremendo. Y lloraron hasta los cimientos del edificio, colindante al de Ambrosia. Lloró el portal que lo vio destrozado, reventado en el suelo. Lloraron los balcones que lo vieron pasar sin despedirse de la vida. Lloraron los árboles y se abrieron sus cortezas de pura desolación. Lloraron en silencio los pájaros y hasta el aire lloró en silencio. Silencio en la ciudad. Las gentes lloraron, mas solo el llanto de Ambrosia rompió en mil pedazos la soledad que provocaba aquel silencio. Aquel muñeco rojo disfrazado, jugaba a Papá Noel colgado del balcón.
--¡Pero por el amor de Dios!, ¿¡ no se dan cuenta!? ¡Es que no ven que se va a matar! –gritaba ella.
La gente que a su lado pasaba, miraba de principio alertada, pero enseguida bajaban la mirada y sonreían meneando la cabeza como dando a entender que, aquella pobre vieja, no estaba muy cuerda. Y Ambrosia repetía una y otra vez, escandalizada de la indiferencia de la gente:
--¡¿Es que no ven que se va a matar?!
La gente seguía mirando hacia arriba y enseguida bajaba la mirada hacia ella y hasta incluso se reían, y algunos se preguntaban entre ellos si es que habría una cámara oculta.
Ambrosia no podía dar crédito a lo que estaba pasando. ¿Cómo era posible aquella manifestación de desprecio hacia lo que estaba sucediendo?. Y más en las fechas que estaban.
Ese día era 24 de Diciembre, pero para Ambrosia, solica ella en su casa y sin familia, resultaba un día más. Ya veis, un humilde hervidico iba a ser su comida y, tal vez, su cena de Noche Buena. De repente, Ambrosia soltó un grito desgarrador. Ahora sí que la gente de su alrededor miró hacia arriba y, por un segundo, nada por qué alarmarse, pero unas décimas de segundos después, todos aquellos rostros se convirtieron en la verdadera cara del pánico. Aquel muñeco de vestimenta roja, botas negras y gorrito rojo con una borla blanca en la punta, cayó a plomo desde el décimo piso del edificio colindante al de Ambrosia. Aquel muñeco no tendría más de 6 ó 7 años.
Aquel muñeco, en su caída, al tomar contacto con el suelo, produjo un ruido estremecedor, sordo, tremendo. Y lloraron hasta los cimientos del edificio, colindante al de Ambrosia. Lloró el portal que lo vio destrozado, reventado en el suelo. Lloraron los balcones que lo vieron pasar sin despedirse de la vida. Lloraron los árboles y se abrieron sus cortezas de pura desolación. Lloraron en silencio los pájaros y hasta el aire lloró en silencio. Silencio en la ciudad. Las gentes lloraron, mas solo el llanto de Ambrosia rompió en mil pedazos la soledad que provocaba aquel silencio. Aquel muñeco rojo disfrazado, jugaba a Papá Noel colgado del balcón.
Joé, qué triste, no?
ResponderEliminarQue las historias de navidad tienen que ser alegres, hombre.
Digo, digo, que se ha estampao contra el suelo el Papá Noel éste, por favor...
Besos-Besicos, Guillermo.
Feliz finde prenavideño!!!!
Bueno, no deja de ser una historia de navidad, no?
ResponderEliminarjeje
La verdad es que empecé con otra idea... un texto cómico, pero ya ves en lo que se transformó... De repente, ví la imagen de un niño colgando de un balcón... Recuerdas aquel niño que, imitando a superman, saltó de un balcón a la calle... bueno, pues esa historia me vino a la cabeza con el papanoel.
Besicos.
Jo, Guillermo, que me dá mucha pena cuando es un niño la victima de una tragadia así, ¿ Y no podía haber caido sobre algún colchón inflable que milagrosamente apareció en la acera?. Bueno, ya está escrito, y muy bien por cierto. Un beso
ResponderEliminarLo que suele molestarme mucho de los relatos referentes a las fiestas es la alegría que desborda las letras, esa hiper positividad que se le anexa a todo.
ResponderEliminarEste relato rompió, para mi gran placer, con ese esquema. Muy bueno Guillermo, siempre me contentás con tus letras.
Cariños!
Isabel... Pues no... jeje... PClaro que podría haber sucedido, peeeeero, ya digo, es una historia entre tantas...
ResponderEliminarSabes?... bueno, claro que lo sabes... Pues que a veces, la realidad supera la ficción... Nada más hay que ir por las calles no solo en estas fechas próximas, sino cualquier día. Y tú que estás tanto en ella, a poco que te fijes... pues eso.
;)
Besicos.
Sol... Bueno, ya digo arriba que este relato iba, en un principio a ir en plan cómico, pero al final salió como salió.
Mealegro que te gustara por romper los esquemas.
Besicos.
Guapo!!!! ya estoy aqui siempre te leo !
ResponderEliminarbesos de un jamon
guille qué delicia es leerte, chiquillo...
ResponderEliminarun besazo y buen finde
Está muy bien contado, tanto que al terminar de leer me quedó un nudo en el estómago.
ResponderEliminarA ver si otro dia te sale lo cómico.
Besinos.
(estas cosas no les pasan a los reyes majos eh?)
Wychyrrona... Wapa tú! ;) .. Gracias, niña.
ResponderEliminarBesicos.
MÁngeles... :)) ... Gracias por tener tan buen gusto... jeje... Bueno, bueno... broma,. por mí... eh? ...ya sabes... :))
Gracias
Besicos.
Fabia... Bueno, me pondre la nariz roja a ver si vienen las musas... jeje.
A los "majicos" de los RRMM??? ... bueno, tampoco le ha pasado a papa noel... sino a una criatura por imitar lo que ve en los balcones.
:(
Gracias.
Besicos.
buen relato navideño.
ResponderEliminarEsto debe ser como una gripe que se contagia, ahora la que no tiene pc soy yo, pero de hurtadillas me colé de prestado en uno para poder enviarte mis mejores deseos para estas fechas
ResponderEliminarUn enorme abrazo y besos
Pues las otras navidades vi en un balcón los tres reyes magos así, como el papa noel... más salados!
ResponderEliminarBesicos
Jordim... Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Iam... Vaya... pues un montón de Gracias por el detalle... De verdad, Gracias por acordarte de mí.
Feliz Navidad y tb. muchos...
Besicos. :))
Belén... Pues mira, alguien debería hacer una "historieta" con un balcón y 3 niños... que digo yo, o no???... bueno, dejémoslo estar, que con uno es suficiente... Te parece???
Has visto esa foto de los 3 RRMM cortándole la cuerda al Papi Noel??? :)) ... eso si eque es corporativismo, y no otras cosas... jeje.
Besicos.
Me parece una historia triste, Guiller, pero no por ello deja de gustarme, está muy bien narrada.
ResponderEliminarTe deseo unas felices fiestas navideñas, y que en el año 2010 tus deseos se vean cumplidos.
Un beso.
A mi me parece que tras la tristeza también se esconde belleza, la del corazón que narra la historia.
ResponderEliminarGracias por estar ahi siempre, Guiller, tu presencia es importante para mi. Mis mejores deseos para ti y tu familia. Os deseo de corazón una feliz Navidad.
Besotes revoltosos y ¡FELICES FIESTAS!
aiiiii que he llorado hasta yo, ufffffff.
ResponderEliminarBueno me ha alegrado mucho leer lo de las bajocas, si hijo aunque te parezca una tonteria aqui no saben lo que es jajaja. y yo como Ambrosia pos soy muy feliz con un hervidico ;)
Felices Fiestas mis mejores deseos de Paz y Amor que creo que con esos ingredientes y un buen hervidico tiramos mas felices que el guerra.
Besitosssssssss
Ay que relato mas triste Guille, comienza con zalamerias y mucho humor y al final te deja con un nudo en el corazón, con un sabor amargo, porque es que la realidad supera a la ficción, y es perfectamente creible ese niño que disfrazado juega a Papá Noel en el balcón de un décimo piso sin percatarse del peligro ni de nada... juega
ResponderEliminarLas Navidades pueden ser blancas y también negras, y estremecernos, como tu relato.
Un besote, como siempre, supergordo
María... Te deseo tb. Feliz Navidad.
ResponderEliminarGracias.
(El engraneje parece que tarde... preguntaré)
Besicos.
Mariposa... Vaya... mil Gracias... :)
Tu presencia tb es muy importante por aqui
Recibidos tus revoltosos...l jeje.
Feliz Navidad
Besicos.
Mar... y unos corazoncicos de alcauciles, qué? ... eh? :))
Feliz Navidad
Besicos.
apm... Claro que sí, pero lo que es deseable es que no hubiera tanto color negro... por lo menos en estas fechas... Nosotros podemos dar un poco de color... No quejarnos tanto de que si esto o lo otro, y poner manos a la obra... con obras hacia el que está peor que nosotros... hay muchos comedores que necesitan voluntarios, asociaciones que piden para los necesitados... etc, etc... etc.
Besicos y Super Feliz navidad. :)
Guille,un relato estremecedor, me ha gustado el deje murcianico je je.
ResponderEliminarAhora se venden los tres Reyes Magos, uno de ellos con una espada cortando la cuerda al Papa Noel,la verdad es que son muy cachondos.
Un abrazo y FELIZ NAVIDAD
Como siempre, pones la ternura en todas tus historias, nos tocas el corazón y nos haces ver cosas que son como la vida misma, aunque solo sean historias.
ResponderEliminarAprovechamos, querido Guille para hacerte llegar un abrazo enorme y nuestros mejores deseos de paz y salud para ti y los tuyos.
Un besiabrazo como la catedral de Santiago y el Monasterio de Guadalupe juntos ( por aquello del mestizaje... jajaja)
Ahhh que te aviso, que te he cogido la historia de navidad prestada, bueno...la entrada entera jajaja.
ResponderEliminarFeliz Navidad
Besitossssssss
HOla, Guillermo:
ResponderEliminarDespués de todo, Ambrosia tenía razón, la vida del niño estaba en peligro y finamente sucedió lo inevitable.
Y, lloró la ciudad en Navidad.
Saludos.
Sauce... Sí... jeje... los he visto, pro en correos que me mandan... no al natural. Ya no saben lo que inventar... jeje
ResponderEliminarUn abrazo Grande. Feliz Navidad.
LoyLo... que ya os echab a en falta, jolines-y-tgal... jajajaja... No, en serio de verdad de la Güena.
Un Gran BesiBrazo. Feliz navidad
Mar... Estás en tu casa... Arrasa con lo que quieras... Estoy de saldo... :))
Besicos Muchas... Gracias.
RafaelL... Sí, lloró... y por desgracia habrá más de un llanto estas Navidades... Esperemos que hayan más risas y alegría.
Un Abrqazo.
Feliz Navidad.
Vaya tela, sí que es un cuento de Navidad, sí. Yo te digo que esos muñecos no hacen bien a nadie. Ojalá los prohibiesen, la verdad es que me parecen lo peor :D
ResponderEliminarY, por si no lo habías adivinado... yo soy del todo de los Reyes Magos :D
Abrazos
un relato muy bueno guiller y podría ser real.
ResponderEliminarbiquiños,