Querido Gustavo:
Ya hace siete meses de tu marcha, y como otras veces te he dicho, esto no es lo mismo sin ti.
Cuando jugamos al fútbol, ya nadie se atreve a darle patadas en las espinillas a D. Manuel. Ginesillo, el del mechón canoso en el flequillo, es el único que se atreve de vez en cuando a darle algún empujón que otro. ¿Te acuerdas cuando a D. Manuel, con tus patadas, se le oía decir por lo bajo: “cabrones, que sois unos cabronazos”?... Como te digo, ya no es lo mismo.
Hoy es uno de esos días tontos en los que no me apetece escribir, y hay que ver cómo son las cosas, que en esta inapetencia, te estoy escribiéndo. No consigo sacar una sola idea de mi cabeza. No sé que decirte ni qué contarte. Seguramente que mi imaginación y mis buenos duendes literarios andarán por ahí dándose un paseito. Podría escribirte sobre la muerte y la vida. ¿Qué te parece? Ya sabes que a mí, por lo general, siempre o casi siempre me ha gustado escribir sobre la dualidad de la vida o de las personas, pero nada, que no consigo escribir nada de nada. Y es que a lo mejor, hoy, mis sentimientos no acompañan a este día soleado. Nada, que no hay manera, que no me sale nada del “tarro”. Y tú dirás a todo esto, que ¿por qué narices te escribo? Ya, amigo Gustavo, ya, pero por otro lado, me apetece escribirte, no sé, tal vez por el hecho de que así te siento cerca. Ahora mismo me siento como una casa vacía, sin muebles. Como si golpearas a su puerta y el sonido retumbara y retumbara como un eco... sonido éste que, en llegando a tus oídos adivinas perfectamente que como no la habite un espíritu y te abra, no te abre ni Rita la Cantaora.
Voy a tener que dejarlo o voy a tener que bajar a la calle y darme una carrera para despertar a mi imaginación, que dormida parece que está y no la despiertan ni a cañonazos. Por cierto, ayer, cuando salí a dar un paseo, un padre iba contando un cuento a su hija. Era Peter Pan. Yo miraba al padre y a la hija y pensaba en ese Peter Pan al que vamos envenenando lentamente en la adolescencia, al igual que nos vamos, los que fumamos, envenenando muy lentamente sin darnos cuenta, ... aunque hoy no podemos decir que no nos damos cuenta. Como digo, nos envenenamos muy lentamente, dándonos cuenta, pero yendo al matadero inexorablemente. Bueno, al matadero vamos todos, pero lo que yo quiero decir, es que pisamos el acelerador para llegar cuanto antes a donde no queremos llegar, unos, o a donde no nos importaría llegar, otros, como por ejemplo ,a mí, pero llevando a cuestas siempre el miedo al sufrimiento.
¿Te acuerdas, Gustavo, cuando de crios nos subíamos a la higuera a fumarnos los “caldos de gallina” que le robabas a tu padre? Han pasado unos cuantos años ¿verdad?. Pues hablando de sufrimiento, saber que la muerte puede venir acompañada del penoso dolor, por un lado me crea inquietud aterradora, pero por otro lado siento en mi interior como una resignación... no, mejor dicho, siento una aceptación a un suceso anunciado e irreversible.
Lo cierto de todo esto es, que cuando la muerte me chiste, no sé cómo reaccionaré, suponiendo que esté consciente, digamos en el caso de una enfermedad más o menos larga, ¿pero y si estoy inconsciente o muero en el acto, a causa de un accidente? En cualquiera de los casos, me asusta la muerte.
Es curioso, hace poco tiempo que pienso en ella de una manera real. No es que, digamos, a todas horas ni todos los días, pero sí con la frecuencia que no me gustaría pensar. Supongo que estaré en una de esas épocas, en una de esas edades en que te da por pensar en algo determinado. Como una especie de manía. Ya pasará.
Mira tú por donde, al principio decía que no se me ocurría nada y que si la dualidad... Sí, la dualidad. No siempre, seamos sinceros, pero sí desde hace bastantes, muchos años, empezó a rondarme por la cabeza, y es lógico.
Los humanos estamos llenos de contradicciones, de dualidades, de reír y de llorar, de “haz lo que yo te diga, pero no hagas lo que yo hago”, e inventamos mil y una disculpas, y nos defendemos a capa y espada para que prevalezcan nuestros intereses, de todo tipo, frente a las críticas de los demás. Les gritamos a nuestros hijos ordenándoles que no griten, les pegamos a nuestros hijos para que no peguen a sus amiguitos, dejamos nuestras cosas por en medio, y les exigimos que sean ordenados. Tenemos un alto sentido de la moralidad para con los demás, pero muy chata para con nosotros. Poseemos una alta estima para con nuestra persona, y morimos de vergüenza por el qué dirán. Amamos de-sin-te-re-sa-da-men-te (¡já!) y a la mínima que nos hacen, odiamos con la misma o incluso con mayor intensidad.
El lunes continuará y finalizará.
Cuando jugamos al fútbol, ya nadie se atreve a darle patadas en las espinillas a D. Manuel. Ginesillo, el del mechón canoso en el flequillo, es el único que se atreve de vez en cuando a darle algún empujón que otro. ¿Te acuerdas cuando a D. Manuel, con tus patadas, se le oía decir por lo bajo: “cabrones, que sois unos cabronazos”?... Como te digo, ya no es lo mismo.
Hoy es uno de esos días tontos en los que no me apetece escribir, y hay que ver cómo son las cosas, que en esta inapetencia, te estoy escribiéndo. No consigo sacar una sola idea de mi cabeza. No sé que decirte ni qué contarte. Seguramente que mi imaginación y mis buenos duendes literarios andarán por ahí dándose un paseito. Podría escribirte sobre la muerte y la vida. ¿Qué te parece? Ya sabes que a mí, por lo general, siempre o casi siempre me ha gustado escribir sobre la dualidad de la vida o de las personas, pero nada, que no consigo escribir nada de nada. Y es que a lo mejor, hoy, mis sentimientos no acompañan a este día soleado. Nada, que no hay manera, que no me sale nada del “tarro”. Y tú dirás a todo esto, que ¿por qué narices te escribo? Ya, amigo Gustavo, ya, pero por otro lado, me apetece escribirte, no sé, tal vez por el hecho de que así te siento cerca. Ahora mismo me siento como una casa vacía, sin muebles. Como si golpearas a su puerta y el sonido retumbara y retumbara como un eco... sonido éste que, en llegando a tus oídos adivinas perfectamente que como no la habite un espíritu y te abra, no te abre ni Rita la Cantaora.
Voy a tener que dejarlo o voy a tener que bajar a la calle y darme una carrera para despertar a mi imaginación, que dormida parece que está y no la despiertan ni a cañonazos. Por cierto, ayer, cuando salí a dar un paseo, un padre iba contando un cuento a su hija. Era Peter Pan. Yo miraba al padre y a la hija y pensaba en ese Peter Pan al que vamos envenenando lentamente en la adolescencia, al igual que nos vamos, los que fumamos, envenenando muy lentamente sin darnos cuenta, ... aunque hoy no podemos decir que no nos damos cuenta. Como digo, nos envenenamos muy lentamente, dándonos cuenta, pero yendo al matadero inexorablemente. Bueno, al matadero vamos todos, pero lo que yo quiero decir, es que pisamos el acelerador para llegar cuanto antes a donde no queremos llegar, unos, o a donde no nos importaría llegar, otros, como por ejemplo ,a mí, pero llevando a cuestas siempre el miedo al sufrimiento.
¿Te acuerdas, Gustavo, cuando de crios nos subíamos a la higuera a fumarnos los “caldos de gallina” que le robabas a tu padre? Han pasado unos cuantos años ¿verdad?. Pues hablando de sufrimiento, saber que la muerte puede venir acompañada del penoso dolor, por un lado me crea inquietud aterradora, pero por otro lado siento en mi interior como una resignación... no, mejor dicho, siento una aceptación a un suceso anunciado e irreversible.
Lo cierto de todo esto es, que cuando la muerte me chiste, no sé cómo reaccionaré, suponiendo que esté consciente, digamos en el caso de una enfermedad más o menos larga, ¿pero y si estoy inconsciente o muero en el acto, a causa de un accidente? En cualquiera de los casos, me asusta la muerte.
Es curioso, hace poco tiempo que pienso en ella de una manera real. No es que, digamos, a todas horas ni todos los días, pero sí con la frecuencia que no me gustaría pensar. Supongo que estaré en una de esas épocas, en una de esas edades en que te da por pensar en algo determinado. Como una especie de manía. Ya pasará.
Mira tú por donde, al principio decía que no se me ocurría nada y que si la dualidad... Sí, la dualidad. No siempre, seamos sinceros, pero sí desde hace bastantes, muchos años, empezó a rondarme por la cabeza, y es lógico.
Los humanos estamos llenos de contradicciones, de dualidades, de reír y de llorar, de “haz lo que yo te diga, pero no hagas lo que yo hago”, e inventamos mil y una disculpas, y nos defendemos a capa y espada para que prevalezcan nuestros intereses, de todo tipo, frente a las críticas de los demás. Les gritamos a nuestros hijos ordenándoles que no griten, les pegamos a nuestros hijos para que no peguen a sus amiguitos, dejamos nuestras cosas por en medio, y les exigimos que sean ordenados. Tenemos un alto sentido de la moralidad para con los demás, pero muy chata para con nosotros. Poseemos una alta estima para con nuestra persona, y morimos de vergüenza por el qué dirán. Amamos de-sin-te-re-sa-da-men-te (¡já!) y a la mínima que nos hacen, odiamos con la misma o incluso con mayor intensidad.
El lunes continuará y finalizará.
(El de la foto soy yo, entre los 18-20 años.- No, yo no tengo que ver nada con esta carta; simplemente pasé sobre ella (la foto) y nada, que le tocó la "china"... Hay una edad, un cigarro... y me valió, aunque tal vez no sea la imagen más adecuada para esta entrada... perdonad el egocentrismo de los poetas... jajajajaja... -yo, aprendiz)
el último post de Logan y Lori me recordó esta carta que escribí hace un par de años.
ResponderEliminarBesibrazos.
Jo, el de la foto eres tú de verdad?
ResponderEliminarChiquillo, si pareces un actor de cine o algo!
Vamos, vamos, que a mí me ha recordado a James Dean, fíjate lo que te digo.
:)
Y bueno, en cuanto a la carta, para no tener nada que decir y no saber cómo decirlo, le está quedando de lujo, ¿no?
Pero vaya, que eso es así: Te pones a escribir y va surgiendo de todo...
jejeje
Besos-Besicos, Guillermo!!!
vistas al pasdo...buena pinta...pero ahora diferente y mejor
ResponderEliminar¡Qué razón tienes! la dualidad de las personas nos hace estar llenos de contradicción constante, y lo mismo hoy reímos, que mañana estamos llorando y sufriendo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la carta y espero su continuación.
En la foto estas muy guapo y como todos a esa edad, con el cigarrillo en la boca jajjajaja.
Un beso.
Qué bueno, Guillermo... muchas veces escribo sobre una imagen pero es que la imagen aquí ¡eres tu!
ResponderEliminarjajajajajajaj
Besicos
Has elegido un tema que hace tiempo tengo muy presente. He leído y meditado mucho sobre la muerte. Yo también tengo miedo más al sufrimiento que a la propia muerte, de hecho soy socia de "La muerte digna" y tengo en regla el testamento vital(y eso que no tengo ninguna enfermedad y gozo de unas condiciones físicas estupendas).
ResponderEliminarLa forma que has elegido para hablar de la muerte me ha encantado, duras verdades en tono "despreocupado", enviándoselas a un amigo de infancia. Me ha gustado mucho, sinceramente.
En la foto estás muy guapo, muy de la época.
Y si tu eres egocéntrico por poner una foto tuya en esta entrada, yo debo ser elevada a la enésima potencia, porque en mis entradas, las fotos que pongo son de una misma mismamente. Al principio las bajaba de Internet, pero después pensé que yo tenia suficiente "reportaje" como para expresar a través de ellas lo que mis entradas hablaban.
Jolín, cuanto he escrito. Esta mañana me he levantado "parlanchina".
Un abrazo
Famtasía o realidad la historia no se aleja mucho de las ideas que nos rondan luego que pasamos los 40..y es que no es cosa de risa..los excesos de jovenes nos caen encima..y sino ahi estan las pastillas diarias pa recodarlo..que si la tensión..que si el diuretico..o sino la de la azucar..y no menos presente la del corazón o..tantas y de tantos colores que a veces podriamos competir con un arbolito de navidad...muy buen relato..a mi en lo particular me gustan este tipo de cuentos que sale de repente tan solo ver una imagen..
ResponderEliminarSaludos en esta madrugada del sábado que ointa mejor que la de ayer..
besos
Pues yo me he quedado prendada...de la carta, de la foto, del cigarrillo, del blog...de tó! :)
ResponderEliminarMe ha encantado llegar aquí, a veces la brisa de los blogs te hace aterrizar en lugares llenos de encanto.
Un saludo, Guillermo
la carta eres muy tú, guiller, es decir, Guiller en estado puro... me gustará leer la continuación...
ResponderEliminary de la foto, qué decirte, que "estabas muy bueno" que decíamos por entonces... con ese aire de hombre fatal... je je je
bicos,
¿ Que han desaparecido los duendes ? si los he leído todos juntos. Bonita foto, pero donde va a parar con la de ahora.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, pero mucho todo lo que has puesto, aunque lo de que fumar " caldo de gallina " imagino que sería la marca.
La muerte? quién no tiene miedo a no saber como será...el caso es que mejor no pensar en ello y vivir el presente.
Besicos.
la muerte.Bueno no me da miedo tiene que darnos mas miedo La vida cuando no sabemos vivirla
ResponderEliminarhermoso tu texto
te dejo vino para que te embriagues
Hermosa carta para el mejor amigo que uno tiene.
ResponderEliminarUno mismo.
Me gustan este tipo de cartas reflexivas.
se agradecen mucho!!
Un abrazo muy grande y cálido
Muy buen texto y muy buena foto ;)
ResponderEliminarLourdikas... Vaya, aquí ha llegado la "One"... Bien!!!
ResponderEliminarGracias, Gracias... jeje.
Besicos.
Noelplebello... Bueno, aún queda la 2ª parte.
Un Abrazo.
María... Me falta el sombrero para Bogart
;)
Gracias
Besicos
Belén... Pues sí, y precisamente recuerdo questaba junto a una muy buena amiga... que lo sigue siendo, y estaba buscando el mechero.
;)
Besicos.
Mercedess...Más que parlanchina, "escritorina"... Vaya tontería... jeje
Lo de egocéntrico lo digo en tono de sorna, pero es cierto que en el mundillo del arte (yo aprendiz) hay que srlo aunque solo sea un poquillo. Es que si no nos creemos lo que hacemos y alardeamos de ello... :)
Gracias por los piropos.
Besicos.
Doña...Saludicos tb para tí.
Deja., dejate de pastillas... Bueno, la verdad es que alguna estoy tomando :(
Mañana la continuación de esta carta.
Besicos.
Ló...Muchas Gracias. Y tú, Bonika.
;)
Besicos
Aldi...Pues la verdad, que muchas carnes no tenía... jeje. Pa comerme, tal vez no, pero pa ... Bueno, mutis por el foro que...
:))
Muchos Besicos.
Ashia...Mujer, es que los buenos vinos... jeje.
Lo del Caldo, es que así había una marca de tabaco que, estaba tan mal liado, que los fumadores lo desliaban y volvian a liarlo con los papelillos de los "librillos"
Besicos.
Mucha... Sí, a los vivos, que son los que te hacen "faenas"
Vaya, y yo con el estómago vacío... Bueno, qué más da. A tu salud. Gracias
Besicos.
Marian...Gracias, el mismo axuxon que te mando para tí.
Besibrazos.
Nic... Y tú muy buena gaiterica y tu blog, chachi... ;)
Gracias
Besicos.
Una carta muy bien construida, que deja mucho que pensar. El sufrimiento y la alegría es parte de nuestras vidas, sólo vivir cada instante con dudas, riesgos y contradicciones. Por algo pasará de esa forma. Gracias por compartirlo. Esta buena la foto... jiji :)
ResponderEliminarLigia... Bienvenida y Gracias a tí por compartir tu tiempo.
ResponderEliminarBesicos.
Muy bueno, Guille, muy bueno. Me recuerda los versos de Antonio Machado, que cantara en su momento Serrat "quien habla solo, espera hablar con Dios un día", cuánta razón.
ResponderEliminarPara no haber estado inspirado ha quedado una carta de padre y señor nuestro. Espero la continuación, y también espero poder leerla, mis maletas están preparadas y en unas horas me voy de vacaciones. En tanto tenga señal de Internet, aquí estaré, Guille, caso contrario vendré a la vuelta.
Besicos grandes :)
Esa vida que no regresa, ese amigo que se siente más grande el vacío que dejó, esos días...
ResponderEliminarGracias Guillermo, por todo, te acercas a mí con tus palabras.
Alicia
Que precioso texto, humanos complejos que viven en esa dualidad confundidos como bien dice apretando el acelerador para llegar mas rapido a donde en realidad no se desea llegar. Haa la vida, tan peculiar llena de recuerdos, penas y alegrias. Un beso al placer de sentirse vivo y a la muerte si tan solo existiera, me gusto.
ResponderEliminarsaludos,
Buena foto pero la carta me deja... reflexionando... supongo! Espero ansioso la segunda parte.
ResponderEliminarUn saludo.
Buena reflexión. Todo pasa y todo vuelve pero con el transcurso de los años, los ciclos cogen más velocidad, van acortándose los plazos que hay entre la risa y el llanto, entre la esperanza y el temor, y nos da por pensar cuánto hemos dejado atrás y qué poco no resta por delante. Tantas ganas tenemos de devorar la vida, que siempre nos quedamos con hambre. El que esté completamente seguro, el que no se contradiga, el que sea único, que tire la primera piedra. (Yo me creí única, pero los demás no lo vieron así :))
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gustó esta primera parte, muy interesante.
ResponderEliminarPasaré a leer la segunda parte.
Liliana...Espero que disfrutes de tus vacaciones
ResponderEliminarGracias
;)
Besicos.
Alicia...Gracias a tí, por tus palabras.
Besicos.
Patricia...Somos así, risa y llanto, día y noche... dulces y amargos.
Besicos.
Optimus...Mira tú por donde, la foto entra dentro de la dualidad: Es vieja, pero joven... jeje
Un Abrazo.
Llonxana...No digas eso de la piedra, que siempre puede haber algún sordo. :)
Besicos.