En aquellas circunstancias, el mundo se le reducía a las cuatro paredes de su habitación. La oscuridad iluminaba su desesperación, y el tic-tac maldito de aquel despertador de campanillas, exasperaba su paciencia.
Llevaba una semana haciendo tres turnos entre la Seguridad Social y sus dos trabajos privados. Hoy, viernes, esperaba descansar desde las diez de la noche hasta… hasta que el cuerpo le pidiera levantarse el sábado siguiente. Como si no se levantaba. Le daba igual.
Las tres y media de la madrugada y sin pegar ojo. Precisamente esa noche había una quedada de estudiantes, previamente concertada por los medios sociales en Internet. ¡Botellón! (o botelleo, como prefirais)
Las cuatro y media: gritos, cantos, voces discordantes, peleas, golpes a los contenedores de la basura...
Una opresión en el cerebro y en el pecho, a la vez que el corazón se le iba escapando por entre la caja torácica, hizo que, con una patada, de golpe, apartara las mantas. Tiró la almohada con furia hacia la ventana cerrada. Se levantó de un salto, fue al altillo del hall, lo abrió, sacó la escopeta de caza de dos cañones que su padre le dejó en herencia. La armó, se echo unos cuantos cartuchos en los bolsillos de la chaqueta del pijama y metió dos de ellos en sendos cañones mientras se dirigía al balcón del comedor.
Gritos y carreras provocados por los estampidos de aquella escopeta se oyeron esa madrugada, mientras los adoquines lloraban sangre y se mezclaban para concluir en un cóctel de orines y vómitos… Sin hielo, gracias.
Es que cuando quieres dormir y la gente te tiene muy jartit@, dan ganas de liarla pero parda.
ResponderEliminar:)
Besos-Besicos, Guillermo!
Inquietante relato, Guille, tu descripción hace que la escena esté delante de nuestros ojos, que se sienta, se escuche, y hasta se huela a pólvora... Es que como dice, Lourdes, cuando a uno lo sacan de las casillas ¡qué difícil es contenerse! :)
ResponderEliminarBesibrazos, muchos.
Lo has descrito tan bien, Guille, que estaba deseando que te liaras a tiros... jajaja... No, no, me río pero no es broma. Hay momentos en la vida que los cables se te cruzan y, mira el resultado: ¡pobre gatito!...
ResponderEliminarAhora hablando en serio: el final es impactante.
Besos y abrazos.
Menuda has montado tú con tanta escopeta… que la violencia no es bueeena…! je, je, je… si es que cuanto incordian tanto a veces es lo que apetece hacer… pero la cordura dice que no!
ResponderEliminarMuy bien descrita la desesperada situación.
Un abrazo Guille.
Ostras Guillermo, me ha gustado mucho, me gusta que me "rompas" así...
ResponderEliminarBesicos
Lourdes
ResponderEliminarLiliana
Mar
Optimus
Belén
Es la vida tan compleja, a veces tan callada y tranquila en el interior de algunas personas, que cuando abren sus puertas y ventanas de par en par, asustan.
Gracias por vuestro tiempo
Besibrazos.
Ufff, Guillermo, todo tiene un límite, aunque no creo que sea para tanto.
ResponderEliminarLo cierto es que está muy bien narrado, vamos que se hasta se vive el momento.
La imagen no te voy a decir que me ha encantado, pero es francamente para pensar y no quitarla ojo.
Besicos.
Jolín! como me has dejado!! me gusta mucho!!
ResponderEliminarun besito desde el norte
Sí que es cierto que cuando intentas dormir o descansar después de una dura jornada de trabajo, si algo exterior te lo impide puedes llegar a extremos que quizás en otra situación no serías capaz, pero...muy fuerte, Guille...
ResponderEliminarUn besazo.
Ashia
ResponderEliminarMaya
Viky
Gracias por estar.
El corazón de las personas guarda secretos insondables... a veces.
Besibrazos.
Yo llego la última Guille, pero ya sabes hijo que mejor tarde que nunca, bueno, y también esta quello de que los últimos serán los primeros, ya sabes... enfín que al grano, que lo que quería decirte es que tu relato impacta y te hace despertar conciencias, la verdad, aunque no compartamos la actitud de este hombre destrozao por el pluriempleo y con ganas y necesidad de dormir, lo entendemos perfectamente !y tanto!... ¿quién no ha vivido alguna situación parecida alguna vez?, y de fondo, el tan manido debate entre derecho a divertirse-derecho a descansar, al que yo añadiría también una llamada al respeto: a la libertad con respeto, como no puede ser de otra forma.
ResponderEliminarBuen relato, pese a lo melodramático
Mil besotes gordos
apm... Todo se basa en la educación, una palabra que poco a poco se va perdiendo del diccionario o transformando su significado.
ResponderEliminarBesobrazos.