Vestida De Amor

Yo iba algo rezagado, y al descubrir aquellas maravillosas hojas, me paré. Allí estaba ella, más bonica que todas las cosas que la rodeaban. Entre muros grises y humos de vehículos, ella parecía una orgullosa pizpereta que desde allí abajo, podía divisar el mundo superior... Yo la ví y hay quien no, y es que vamos tan deprisa por el mundo…

Por la razón que fuera, pero aquellas hojas me impresionaron, me enamoraron… ya veis con qué poco me conformo. Y es que, a través de esos colores le ví el alma a ella, y a su "amante"

No pude resistir agacharme, poner la cámara a su altura y hacer la fotografía. Fue entonces que me alegré de haber ido despacio, tranquilo. Ya mis amigos iban un poco avanzados, pero me dio igual.

Sí, es cierto que, ante la dulzura, la suavidad sedosa, el aroma, la sutileza de una bella flor o de una hoja verde y aterciopelada natural, dónde va a parar esa matuja pintarrajeada...  Pero es que yo no veía eso. Yo miraba algo más allá. Yo miraba “la mano amiga y el sentimiento de amor que inspiró a una persona a cubrir de colores unas pequeñas hojas nacidas en la urbe de la ciudad de Dublín, entre muro y acera, allí, en un resquicio cualquiera y entre piedra. Yo vi la mano amiga del que viste al pobre, al moribundo. Esa mano amiga que no espera nada a cambio, y que puede cambiar una cara triste en sonriente, de alguien que pase por su lado y se fije en ella...” Pero, es que vamos con tanta prisa…

¿Quién es capaz de detenerse a pintar la vida de colores? ¿alguien con tiempo?...No, ya lo he dicho antes: “alguien con Amor”, porque quien tiene amor, se ríe del tiempo y es capaz de dar vida a una flor marchita… bueno, en este caso unas hojas marchitas…. Pero es que vamos tan deprisa por la vida…