Haiku.46

El calor de tu cuello roza mis labios cuando a ti me acerco callado, en silencio, intentando sorprenderte. Es entonces cuando siento tu perfume y cierro los ojos y me envuelves en el sopor de tu pelo, y respiro profundo a ti. Tú, a sabiendas, ya me esperabas tranquila y reposada.

la mariposa

no acaricia tu alma,

son mis susurros

(Y los guardé en el apartado de "ProsHaiku", por unirse prosa y verso. Y como la vida misma, no siempre el texto tiene, por qué, conincidir con el Haiku. Pero sí pueden vivir en armonía.)