Al fotógrafo no se le ocurrió más, que hacer la foto cuando pasaba Guishe y lo dejó inmortalizado para toda la vida. Ay, que jovenicos éramos, eh?
Sí, en la madrugada del jueves al Viernes de Dolores, se hubiera celebrado, como todos los años y antes de la pandemia, en Cartagena, la primera procesión de España. Hoy, por la tarde, se celebra... bueno, se celebraría, la procesión del Domingo de Ramos, procesión de los niños de la Cofradía California.
A ver, si esta jodida pandemia, nos abandona y el próximo año podemos hacer vida normal o medio normal. No sé, no sé.
Bueno, y ahora, el poema que vengo publicando, con ésta, la tercera vez.
Con Trompetas Y Tambores
Judíos y Granaderos
van repicando tambores,
van sonando trompetas
anunciando que ya se acerca
la Santa Semana cartagenera.
Californios, Marrajos, Resucitados,
y los primericos de todos,
los del Cristo del Socorro,
vienen a iluminar mis calles
con sus hachotes al
paso;
que casi ni es necesario,
el aliento del tambor.
Orgullosos en su porte,
los capirotes desfilan,
dejando tras sí la estela
de sus
capuces y capas,
con ese paso firme y seguro,
que a todos engrandece,
que a todos hace uno.
¡Hay alegría y hay fiesta!
¡Ay!, ¡que semblante de pena!
--Dame un caramelico nazareno,
¿no ves el tiempo que llevo
esperando tu llegada?
Dame una estampa, ¡anda!
¿Llevas sepulcros?
Dame uno,
que hace tiempo que no vengo
por mi Cartagena del alma.
Y cuando marche de nuevo
a tierras lejanas,
me llevaré tu recuerdo.
...Pero espera, calla,
que alguien canta una saeta.
Una mimosa y apasionada saeta
va a posarse, muy quieta,
a los pies de la Señora.
Saeta de amor y duelo,
que se clava en los
"sentíos"
del sentir cartagenero.
De Viernes de Dolores
a Domingo Triunfante,
mi ciudad es una fiesta.
Y es un dolor, mi pueblo,
por esa Virgencica que espera,
guardando en su corazón,
el amargor y la pena
del misterio de ese Amor,
que por amor subió a clavarse
a lo alto del Madero.
Hace una noche quieta
de ligera brisa fresca
buena para el capuz.
Larga e impaciente es la espera
para el que espera salir.
Y así, entre sudor y varales,
el alma se acicala
y orgullosa se engalana,
con los perfumes
que desprenden
los azahares,
de los tronos de mi Cartagena.
……….ooOoo……….
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