Son las luces del alba que pareciera que se conjuran con las sombras del ocaso.
Las noches, parecieran que disipan la bruma. Pero todo es un engaño. Porque de nuevo regresa el amanercer.
Ícaro cae por su propio peso con sus alas convertidas en plomo. La noche, no le devuelve sus alas. Pero al menos camina, aunque a trompicones.
Y el miedo a dormir, domina la noche.
Mil Gracias por vuestra palabras de cariño.
ResponderEliminarY a pesar de que la noche pareciera que me espabila un poquillo, me cuesta un gran esfuerzo estar aquí en el blog.
Gracias.
Besibrazos.
Guillermo, toda persona que escribe y más de la forma que se detecta que lo haces, es sensible puede llegar a tocar muchas cosas que otros no pueden o no llegan, todo pasa y de las cosas que parecen que nos traspasan de la oscuridad se sale mucho más fuerte, se nota que eres muy fuerte y mucha persona.
ResponderEliminarPreocupate de ti, sal, no te encierres en ti mismo, cuando te leo, leo claridad una inmensa claridad.
Unos besicos para desmontarte y un abrazicos con todo el cariño.
Gracias a ti.
El miedo a dormir, es la certidumbre de la constancia envuelta en la oscuridad en noche estrellada; conjugando polvo esparcido en las cenizas de la vida...amigo dormir es el morir en episodios de veinticuatro horas.
ResponderEliminarUn abraciño,
Rosa Maria
Quisiera tener tanta ferza, para sujetar tus alas de plomo y no te pesaran...
ResponderEliminarNo temas nada...
Un beso muy grande.
pues yo necesito dormir, me han dado la baja porque duermo una media de 2 horas y se me han acabado las pilas... besines
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