Cosido
al tiempo,
allí
quedó el sinamor,
porque
el amor
se
te escapó,
tras
el brillo
de
pequeñas perlas engarzadas
en plateados hilos
de tela de araña
flotando
en el viento.
Quedó
el silencio.
Quedó
olvidado
el
sonido de la brisa
acariciando
el viejo sauce;
olvidadas,
aquellas pisadas
sobre
la nieve
al
despuntar el alba.
Sucedió
aquella mañana
al
despertar,
y
sentir vacío
el
otro lado de su cama.
Vacío
de él.
Y en su lugar encontró
el
frío, la escarcha,
el
desconsuelo,
y
al propio amor
que,
como en un espejo,
la
miraba fijamente a los ojos,
hecho
jirones.
Si
entonces la agonía
hubiera
llamado a tu puerta
con
tan solo el llanto…
Hubiera
sido un consuelo.
Pero
al llanto
siempre
lo acompaña
el
dolor de corazón y el de la propia alma.
Ay,
mi
pequeño amor
que
fuiste amortajando tu cuerpo
con
los besos del ayer,
y
la muerte,
a
poquitos,
de
fría escarcha
fue
enterrando tu esperanza,
bajo
una negra y pesada lápida.
Aún
hoy
perduran
las cicatrices
de
aquellas heridas de amor,
que
sabes que nunca cicatrizarán.
Pero aun hoy,
y
a pesar del vestido de otoño
que
cubre su cuerpo,
a
pesar de que,
año
tras año
se
te fueron marchando
los cálidos días del verano,
hoy
y siempre,
seguirás llevando en tu sonrisa,
mil primaveras.
…..ooOoo…..
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