Lo que vais a leer pertenece a unas hojas encontradas en una habitación de un sanatorio mental.
Enriqueta, la señora de la limpieza, las encontró y me dijo: “Toma, Guillermo, te lo regalo. Yo sé que a ti te gustan estas cosas”, y me contó que doña Ana murió a los... ni se sabe, aunque se creé que llevaba allí cerca de sesenta si no más años. Que allá, por el año 1930, se la encontraron maniatada, dicen, a la verja de la entrada al psiquiátrico, y embarazada. Que apenas tendría 15 años, y que a los 6 meses de su ingreso, allí parió pero que nunca se supo si fue niña o niño, ni el paradero. Dicen que el bebé nació muerto. Otros dicen que lo dieron en adopción. También dicen... Dicen tantas cosas...Dicen que ni en el pueblo la conocían. Que no sabía nadie de dónde venía, ni cómo allí apareció.
Doña Ana, cuando la recogieron e ingresaron en el sanatorio mental, no sabía a penas casi hablar ni leer, y menos escribir... Algún ser bueno le enseñó. Un celador, dicen. Otros, que una fisio... Quién sabe?
Un día, su alma se le escapó persiguiendo a los pajarillos que revoloteaban jugando con las hojas de otoño que caían del árbol de junto a su ventana, y su cuerpo quedó dormido en el sillón de su habitación. También dicen que, desde entonces, los gorriones ya no juguetean entre las ramas del árbol. Y el árbol, pues como que parece que pierde su verdor y su alegría. Gris y mustio se va volviendo cada día, que hasta están pensando en cortarlo y hacer leña con él para las frías noches de invierno.
Enriqueta, la señora de la limpieza, las encontró y me dijo: “Toma, Guillermo, te lo regalo. Yo sé que a ti te gustan estas cosas”, y me contó que doña Ana murió a los... ni se sabe, aunque se creé que llevaba allí cerca de sesenta si no más años. Que allá, por el año 1930, se la encontraron maniatada, dicen, a la verja de la entrada al psiquiátrico, y embarazada. Que apenas tendría 15 años, y que a los 6 meses de su ingreso, allí parió pero que nunca se supo si fue niña o niño, ni el paradero. Dicen que el bebé nació muerto. Otros dicen que lo dieron en adopción. También dicen... Dicen tantas cosas...Dicen que ni en el pueblo la conocían. Que no sabía nadie de dónde venía, ni cómo allí apareció.
Doña Ana, cuando la recogieron e ingresaron en el sanatorio mental, no sabía a penas casi hablar ni leer, y menos escribir... Algún ser bueno le enseñó. Un celador, dicen. Otros, que una fisio... Quién sabe?
Un día, su alma se le escapó persiguiendo a los pajarillos que revoloteaban jugando con las hojas de otoño que caían del árbol de junto a su ventana, y su cuerpo quedó dormido en el sillón de su habitación. También dicen que, desde entonces, los gorriones ya no juguetean entre las ramas del árbol. Y el árbol, pues como que parece que pierde su verdor y su alegría. Gris y mustio se va volviendo cada día, que hasta están pensando en cortarlo y hacer leña con él para las frías noches de invierno.
==================================================
(Un día cualquiera )
Hoy quiero que sepas de mí. Hace tiempo que no sabes de mí y no soporto esta sensación de soledad, de angustia. No quiero esto. ¡No, no! Prefiero meter la cabeza en el lavabo y morir lentamente, a sufrir esta agonía día a día, sin que sepamos nada el uno del otro, y ya que tú no quieres saber nada de mi vida, es por lo que, no resistiendo más, te escribo estas letras.
Desde que nos separamos, la soledad se adueño de mi alma. ¡¿Qué hago aquí sola, Dios mío?! A cada momento, tu recuerdo se me hace presente, y temo que llegue ese día fatídico que tu cara se vaya convirtiendo en un dibujo difuminado hasta desaparecer, y no recuerde ninguno de tus rasgos, ni siquiera tus lindos ojos o los caracolillos de tu pelo que caían sobre tus pequeñas orejas. Quiero agarrarme tan fuerte al recuerdo de tu cara, de tu cuerpo, de nuestros besos y abrazos, que me duelen los sentidos de apretarte tanto. Y es que, ¡me duele tanto el corazón, de tanta herida sufrida...! Sufro una constante herida, noche y día, día y noche, noche y día, noche y día, noche y día... día y noche.
(el día siguiente)
Hoy es ya otro día. Ayer no pude seguir escribiéndote. Hoy quiero estar más relajada... El hoy me mata y el mañana me espanta porque sé que se convertirá en hoy... y así todos los días, todos... Hoy quiero estar relajada.
Cuando paseo por el jardín aprovecho para contemplar como se afanan las mariposas en libar las flores. ¡Sus alas me fascinan! Pensar que de qué están hechas, me fascina. Y cuando me miro en el espejo y veo mi cara marchita, marchita de tus besos, y trato de imaginar que soy una mariposa, cojo mis pinturas, los polvos, todos mis lápices, los sombreadores... todo, todo y comienzo un ritual lento, casi agónico, tratando de asemejar mi rostro a las alas de las mariposas, pero cuando intento salir a pasear por el jardín, Lucía enseguida me reprocha con buenas palabras: “Ana, cariño, ¿Dónde vas? Ven, vamos a lavarte la cara y a ponerte guapa. No te preocupes, que yo te maquillaré”... Y así, cada vez que lo intento, ella me roba mi fantasía, volviéndome a esta realidad que no me olvida. Recordándome el día a día, el día a día... Perdona, me recuerdo a mí misma que debo tranquilizarme.
No puedo pensar otra cosa, más que en ti. No sé que contarte más, porque no quiero más que pensar en ti, más, que tenerte en mi memoria, que es lo único que me queda. Mis recuerdos contigo y con los hijos que no tuvimos. No quiero olvidarme de ti. No quiero que te olvides de mí...
No puedo seguir escribiendo.
(otro día cualquiera)
Hace días que no te escribo, no porque no quiera, pero es que he estado algo cansada... sí, del alma. Y cuando intentaba ponerte algunas letras, todo se amontonaba en mi cabeza. Los recuerdos se me entremezclaban hasta llegar a asustarme, y terminaba por levantarme de la mesita y me acostaba. O me iba al sillón a mirar por la ventana cómo los pajarillos revoloteaban de allá para acá, de acá para allá, jugando entre las ramas del árbol que tengo enfrente. O cómo iban cogiendo las miguitas de pan que les pongo en el alfeizar. ¿Qué envidia me dan!
Esta mañana he estado mirando las fotos, nuestras fotos. También las de cuando éramos novios. Nada más coger la caja de lata donde las guardo, me ha entrado un escalofrío por todo el cuerpo... porque yo no quiero esos recuerdos, esos recuerdos fijos, esos recuerdos anclados en el tiempo, esos recuerdos planos. Al abrir la caja, el olor a viejo del papel me dio una bofetada espesa, cálida, suave, ensoñadora... Fíjate, ¡estornudé y todo! Cerré los ojos y empecé a acariciarlas una a una, a recorrer sus contornos, a palparlas por delante y por detrás, a apretarlas contra mi pecho junto al corazón, este corazón que no vive sin ti. Entonces, ellas, empezaron ha hacerse realidad. Me daba igual la imagen que tuvieran, solo sé que ellas comenzaron a cobrar vida: Tú y yo juntos en la playa, por la noche, bañados de amor por la luna. Tú y yo juntos, paseando por las Ramblas de Barcelona. ¿Recuerdas? Me compraste un libro y una rosa, ¡y era un día cualquiera! Tu y yo, tu y yo... tu y yo...
Así, con aquellos recuerdos planos convertidos en realidad, pasé la tarde entera hasta que llegó la hora de cenar. Cené poco, un caldito y dos manzanas. El pescado no había quién se lo comiera. Y ahora estoy aquí, bajo la luz triste de esta triste habitación. Triste sin ti.
Sabes, me he puesto mi mejor camisón. Es para ti, para que me veas guapa, por si donde estés, a lo mejor, puedes estar pensando en mí, y quién sabe, quizás me veas...
No sé, no sé, pero a veces pienso que ya no me quieres, que ya no te importo, que ya no soy nada para ti, ni siquiera un recuerdo.
Ahora no puedo seguir escribiendo. No quiero intranquilizarme, ya sabes que no es bueno para mí. Y me encuentro mal... y...Y es que, en lo más hondo de mi corazón, no quiero encontrarme bien. Solo el pensar que me olvidas, es para mí la muerte. Y no resisto la idea de que te olvides de mí. No resisto esta vida solitaria sin ti.
Perdona mi amor, no quiero que mis palabras te enfaden o te apenen. Si tú quieres, borraré de mi mente estas ideas, porque... ¡porque tú me quieres!, ¿verdad?
No me regañes por la pregunta, entiéndeme. No me regañes. O sí, regáñame, que así sería como si estuvieras junto a mí. Escríbeme. Ven a verme. Llévame contigo donde tú quieras, lejos de aquí. Donde tú quieras, pero lejos, muy lejos de aquí, que quiero morir contigo aunque seas tú quién me mate. Aunque seas tú quien me destroce la vida. Aunque hagas pedazos mi corazón. Pero tú, tú, tú. Siempre y solo tú.
Mañana será otro día... uno más, como hoy, como ayer... como tantos y tantos otros días y días... y noches... Noches de sábanas y almohadas blancas, de llanto y de lágrimas, de ruidos y voces... Noches, noches, noches... noches.
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
De doña Ana dicen, que jamás nadie la visitó.
Me hubiera encantado concer a ana
ResponderEliminary preguntarle ¿quien es el?
ademas de que parece ser el amor de tu vida (si es que existe).
Besicotes!
Posiblemente nunca tuvo un amor. Posiblemente fue violada y abandonada por sus padres.
ResponderEliminarPosiblemente.
Posiblemte su capacidad de amar y ser amada, que es la que tenemos todos, es la que le confirió la necesidad de escribir esas cosas.
Verdaderamente tenía fotos guardadas? Un amor de carne y hueso?
Realidad o fantasía...
Besicos.
Pd.: Calor???
Doña Ana...
ResponderEliminarPosiblemente creo un mundo de fantasías para sobrevivir al espanto de un neuro psiquiátrico, posiblemente inventó a un hombre a quien amar y dedicarle sus letras, posiblemente lo amó...
Es hermoso lo que acabo de leer...
Guille, realmente... precioso.
Te quiero
¡¡pobre Ana!!
ResponderEliminartoda persona debería tener alguien que se preocupara por ella y la quisiera...
bicos,
Aldabra
Enredadita... Qué gusto me da verte-leerte por aquí... Todo bien???
ResponderEliminarSí, es cierto lo que dices... Doña Aña es un pajarico que llegó a su jaula ya en situación de ni siquiera saber volar, y atropellado por la vida... Y en esa jaula forjó sus sueños.
Sus letras, como tú dices: "Sus alas" que la transportaban a otros mundos. a su mundo de amor.
Besicos muchos muchos muchos.
Aldi... Cada vez la sociedad está más preparada para... """Para que otros resuelvan la vida a los demás"""... "Es que, sabes???... Yo no tengo tiempo... Es supereior a mis fuerzas... No es para mí... Somos incompatibles..."
Y en el fondo de todo esto... somos nosotros mismos los que tenemos la culpa, porque el ... <"vive y deja vivir"> en el fondo es comodidad, falta de atrevimiento. Con los problemas de lejos, nos indignamos, escribimos cartas, firmamos propuestas y protestas... Los problemas que tenemos junto a la casa... nos los callamos. Ipocresía pura.
No se si me entiendes???
Oimos a la vecina que le llama "estúpido" al hijo constantemente, chillarle, humillarlo... y somos incapaces de llamarle la atención... Y yo, ¡ojo!... me meto en el saco tb.... Aunque en algún caso me he visto... bueno, eso es otra historia.
Muchs Besicos. Leiste mi correo???
Amigo, nada más frágil y vulnerable que una mariposa. cautiva.
ResponderEliminarEn esas situaciones "el sueño del amor" es lo más parecido al amor mismo.
Un gran abrazo.
Que vida más triste...ahogandose en su pena. Hoy los besos se los mando a Ana.
ResponderEliminarCarlos... Totalmente de acuerdo. Hay cautiverios que quiebran al ser, y el último reducto que nos queda el refugiarnos en el amor... en la esperanza de vivir.
ResponderEliminarGran abrazo mutuo.
Solito... siento que esta historia no te haya servido para relajarte.
Todas las Anas del mundo, seguro que reciben tu cariño.
En nombre de ellas... Besicos.
Hola, Guillermo, buenas tardes...
ResponderEliminarpero es que he estado algo cansada... sí, del alma. Me he visto decir esto en voz alta, hace tan sólo unos días. :))) ¿Y quién no?
¿Qué separa la cordura de la locura? ¿Qué delgada línea roja? ¿Qué realidad es más real, la de nuestra alma, o la de nuestros cinco sentidos?
¿Cuántos de nosotros podríamos convertirnos, o habernos convertido en una Ana?
¡Muchas preguntas que no necesitan respuesta!
El final es desolador.
Un fuerte abrazo.
Elbi... Ya ves... poquito más que comentar de doña Ana, que no lo haya hecho ya en las otras respuestas.
ResponderEliminarPero.... Allá vamossssss (jejeje)
Me quedo con el alma quebrantada de Ana. Me quedo con la vida rota de Ana.
Me quedo con no pasar como una maleta por la vida.
Me quedo con los sentimientos antes que con la ciencia.
Me quedo con el sentido común, antes que con las matemáticas.
Me quedo con la angustia que provoca el amor, antes que con la felicidad egoista.
Besicos.