Poeta

no es que seas profeta 
o que tengas por misión expresa 
la salvaguarda del mundo

no es necesaria la defensa sangrienta 
derramada en tu hoja de papel: 
la sensibilidad es tu arma, 
la que lucha por la justicia, 
la que enseña a amar al mundo, 
la que enseña a los demás a mirar, 
pero con los ojos del alma, 
claros y transparentes; 
y limpios de toda maldad, 
enseñar sin adoctrinar, 
reconociendo que te puedes equivocar
y, tal vez, en determinados momentos, 
mostrar al mundo una imagen 
que nunca has pretendido dar 

ser poeta no es solo la rima 
ni el conocimiento almacenado 
al cabo de una vida de experiencias;
también, en las estanterías de las bibliotecas 
se almacenan los grandes conocimientos del mundo

 ser poeta es matar y resucitar, 
limpiar las lágrimas y curar heridas, 
andar caminos siempre acompañado, 
tender una mano y rescatar, 
mostrar tu debilidad, 
jugar a ser dios y a veces a demonio, 
enseñar a todos que, la verdad, 
no es más que tu verdad 

debe saber el poeta, 
caminar por senderos polvorientos 
a pesar del viento que reseca su garganta 
y hace fluir las lágrimas aún no queriendo llorar,
hacer brotar, las lágrimas, aún no queriendo reír.

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