
(RADIO NOCTURNA INTERCOLOQUIAL.- Radio 00)
Saludos, búhos reales de la noche. Aquí Radio Nocturna Intercoloquial, Radio 00.- La radio que comienza a las 00... No, no es que seamos sin alcohol. Sino, ¡todo lo contrario! Ya lo decía Ramoncín: “¡litros de alcohol corren por mis venas, mujer!”... por tus venas, oyente de la noche.
¿De qué vamos a hablar hoy?... ah!... de los momentos de felicidad y otras cosas.
¡Momentos de felicidad!... Momentos de felicidad para unos. Menos felicidad para otros..., pero al fin y al cabo, ¡momentos de felicidad!
¿Y por qué no? ¿No tienes algún grato recuerdo no muy lejano? Sí, todos tenemos algún buen recuerdo, más o menos lejano, más o menos cercano. Lo que pasa es que, ¡lo bueno sabe a poquito! Porque la felicidad no se encuentra tirada por las esquinas, ni te la dan... y mucho menos se compra en el mercadillo de los Domingos. La Felicidad la llevamos dentro de nosotros desde que nacemos... ¿Que se nace llorando? Pues claro, para anunciar al mundo que acabas de llegar. A pesar de lo que diga la ciencia. ¡Y que te oigan bien! ¡¡¡Mamá, Papá: Estoy aquíii!!!... ¿”Tenteras comadrona”?
Ya, ya, no todo el mundo sabe encontrarla y sacarla al exterior. Bueno, aunque parezca difícil a veces encontrarla, si nos lo proponemos, podemos... A veces, solo a veces.
Hay otros momentos. Los de intimidad. Unas cervecitas en la mesa o la barra de un bareto, donde las horas que pasan, ya más de las 2 de la madrugá, no importan, porque es Viernes o Sábado y mañana no tengo que madrugar...
¡Grandes Momentos! Si, tan grandes, que la soledad de cada uno, nuestra propia soledad, se aferra fuertemente al otr@, para convertirse en amiga y compañera inseparable, de ambos. Y uno, habla y habla... Y el otro, escucha y escucha. Con menor o mayor interés o paciencia, pero escucha... De todas formas, ya sea interés o paciencia, tanto uno como otro salen ganando porque, en el fondo... si son las 2 de la mañana y están en un bareto tomándose unas birritas... seguro que son almas gemelas.
Todos tenemos un alma gemela a las 2, las 3 ó a las 4 de la madrugada.
También, oiga, quiero decir, que si hablar desahoga, alivia las penas, descongestiona y alegra el alma e incluso hace soltar alguna que otra lagrimita, para luego ser secadas a besos por la persona amada... pues escuchar... ¡ay amigo!, escuchar te da la vida. ¿Sabes?
Escuchar es recibir el alimento espiritual directamente del que tienes frente a ti y que, si encima y todo es tu ser amado, pues mejor que mejor. ¡Qué importan en el fondo las cosas que estás escuchando a esas horas, con ese alcohol que llevas metido en vena! Lo importante es lo que se quiere decir con los ojos, con el movimiento de los labios, con las manos... con su lenguaje corporal...Jaja... claro, sin tambalearse mucho.
¿Os habéis parado a pensar que hay momentos en los que, en el fondo, lo que necesitamos es que alguien necesite de nosotros. Sí, sí, desahogarse y jarrar por la boca que tu jefe es un h.p. y mil cosas más, alivia mucho, pero...sentirnos pañuelo de lágrimas del otr@. Sentir que nos necesitan. Sentirnos útiles, es algo que nos sublima hasta los cielos...
Claro, si el pedo que llevas te permite mantenerte lo suficientemente sereno, como para comprender que uno más uno son dos, o que, cuando quien tienes en frente te dice que le caes bien, no significa que quiera follar contigo.
Quedando claro esto último, proseguimos.
A quien tienes delante está hech@ de la misma “pasta” que tú. Sufre y padece como tú. Se alegra y disfruta de las cosas que tú. Ríe y llora como tú. Claro, en mayor o menor medida, según... el “modelo”
En esos momentos no hay otra persona en el mundo que te llene más, que quien tienes delante. Lo es todo para ti. Te l@ comerías a besos, o simplemente le cogerías la mano y estarías así horas y horas. Dependiendo del colocón que llevaras. ¿Y si fuera tu mejor amig@? Pues estarías ensimismad@ y atent@ a su historia y con un montón de ganas por resolverle la vida y sus problemas, porque... para resolverle la vida a los demás... somos los mejores. Qué importa que mi vida sea un carajo y dé puta pena. “Ven, ven, que yo se lo que tienes que hacer”
¿Somos, o no somos así? Vosotros mismos. Llamadme y dadme vuestra opinión.
...
Bueno amig@s no quiero aburriros con mi perorata, pero sí deciros algo más: ¡Ama! ¡Amad! ¡Amémonos! Pero no por la necesidad de ser correspondido (eso son palabras mayores, eh?), sino por la necesidad de realizarnos como adultos plenos. Sí, ya sé lo que estás pensando, que los corazones y las almas frágiles... ¿dónde nos ponemos? Pues en el mismo bote que los que se “creen fuertes”. En la misma leja del aparador o alacena. En el mismo rinconcito perdido y olvidado de la última estancia de la mansión o de la chabola. En definitiva: “en el mismo mundo donde deberíamos caber todos”, y que es en el que estamos... a pesar de esos pocos que van jodiendo todo lo que tocan, y que todos sabemos quienes son.
¡Qué suerte tenemos los débiles!... ¡Qué suerte!
Pues porque el “fuerte” moriría si se viera débil, en cambio, el débil, subsiste por siempre y para siempre... Bueno, bueno, siempre hay quienes... Pero yo sigo pensando que, si el débil, de la noche a la mañana se sintiera fuerte, seguiría viviendo aun, con más intensidad, y por ende, con una rica sabiduría adquirida a través de la propia experiencia en sus momentos débiles.
Y para ir terminando,...
... Digámonos “te quiero”, por ejemplo, con una flor. Pero una flor que dure más que el sexo, más que el egoísmo, más que el orgullo intransigente. Una flor que, como flor, se marchite y muera al igual que la pasión, pero que su perfume, su aroma, su sensación al recibirla... dure para siempre... para toda la vida. ¿Me entendéis, verdad?
¿Eso es amor?
Claro, aunque quizás, para algunos, sea una cursilada. Bueno, pues...como que me da igual. Para mí, cualquier entrega cariñosa, es amor. Sí, amigos... Amor es dar y recibir.
Ya, ya. Y ahora me preguntáis: ¿Y lo de dar sin pretender ser correspondido?
Tranquis, tronc@s, que si no puedes llegar a dar sin esperar nada a cambio... no hay que desesperarse. Bienvenid@s al Club, pero recordad que, la perfección, no es una meta inalcanzable. ¿O sí? Bueno, la cuestión está en que no nos escudemos en la utopía de ser perfectos. Aunque nunca lo consigamos, todos los días hay que intentarlo.. De eso se trata y ahí está el secreto. Pero mucho ojito y recordad: Perfect@s sí. Istéric@s Pijoter@s perfeccionistas, porculer@s... ¡No!... No obligues a besar. Enséña besando... Ya, ya sé que no puedes. Tú no eres así. Yo tampoco... pero recuerda lo de la “lucha”

Bien amigos, y ahora me retiro. Dadle esta noche una sorpresa a vuestro ser más querido: Padre, madre, hijo, hija, abuelo, abuela, marido esposa, amante, novia, novio... a quien tu más quieras o desees hacer feliz por un ratito... o un ratazo...(jeje)... bueno, aunque a estas horitas... Mejor que a los abuelos y demás del mismo rango, mañana, pero... ¿y al “pariente” o a la “parienta”? Eso ya lo dejo a tu libre elección. De todas formas... Iba a decirte que no te arriesgaras, pero... ¡qué carajo! ¡ándale wey!
No olvides que siempre, hay alguien que necesita tu cariño. Siempre hay personas y... personitas a tu alrededor.
Y ahora, “El Bebé” para mi amigo Guillermo... o lo que es lo mismo “My baby just cares for me”
No olvides que siempre, hay alguien que necesita tu cariño. Siempre hay personas y... personitas a tu alrededor.
Y ahora, “El Bebé” para mi amigo Guillermo... o lo que es lo mismo “My baby just cares for me”
Disfruten.
=================================================================Dicen que, Bernabé, amaba la radio más que a cualquier mujer que hubiera pasado por su vida y... por su alcoba. Que siempre fue educado y muy despistado. Y que a sus 70 años todavía conservaba un espíritu joven , jovial y amante de la vida. Y que aun continuaba haciendo radio.
Nunca le dieron premio alguno. Nunca destacó por hacer grandes programas, pero él, amaba hacer radio, más que a ninguna mujer que hubiera pasado por su vida... y por su alcoba.================================================================
Por lo extenso llegué a pensar en no publicarlo... que a lo mejor no se hubiera perdido nada nadie, pero... ya sabemos los que escribimos que, nos da pena cortarle los bracicos o algún miembro a nuestros hijos... A mí, sí.
Si has llegado hasta aquí, gracias... ah!, no y no!... no vale empezar por el final.