Dichosos vosotros mortales, los que no los habéis padecido.

De la cama al sillón, y del sillón a la cama. 
Que alguien me cante una nana 
pa poderme dormir. 
Una nana de las de antes, 
de las que todo lo curan, 
de las que lo curan todo: 
Los dolores de cabeza, 
(mis dolores), 
los picores, los dolores de entuerto, 
el mal de amores... 
Por lo demás: cólicos y diarreas, 
insomnios y melancolías, 
desazones y desesperanzas 
y que también da energía 
pa las pocas ganas de vivir. 

 Cantadme una nana de esas, 
de las que lo curan todo 
y me pueda dormir. 

Por compasión, cantadme una nana! 
Solo una... una nana. 
Pequeñica, algo simple: un “ea, ea”. 

¡Cantadme una nana, 
por misericordia divina! 

Igual que a un mendigo 
no se le niega la limosna, 
¡Por Dios!, igual a mí. 
¡Cantadme una nana!... 

Mejor aun, que ella la cante, 
que la cante ella 
espantando mis males, 
y en mi frente ponga 
pañuelicos frescos 
con olor a sus besos

 Te espero, ven pronto 
con tus besos olorosos, 
con tu inmaculada salivica 
que refresque mis sienes. 

Ven, ven pronto 
con aromas a geranio fresco, 
porque es madrugada, 
y los muertos santos, 
en procesión vendrán 
a curan nuestras almas. 

 De la cama al sillón, 
y del sillón a la cama, s
in poder dar alivio 
a mi cabeza desdichada. 

Ven, ven, ven pronto, y.... 
...y si quieres y te acuerdas, 
y si pasas por delante 
de una puerta con crucecica verde: 
¡luminosa y hermosa crucecica verde..! 
¡por amor de Dios, no pases de largo! 
¡Detente ante esa puerta! 
¡Entra! 
Y ya que estás dentro 
y si tú quieres, 
tráeme de paso algún analgésico, 
pero que sea fuerte, 
pa este dolor de cabeza. 

Que digo yo, 
que a lo mejor, 
junto con el remedio de tus besos 
y el frescor de tu salibica 
en mis sienes, 
este maldito dolor de cabeza, 
desaparece. 

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